El fiscal de cámara había pedido 24 años de cárcel para Eduardo Sigalat, frente a lo que consideró un crimen “atroz, espantoso, sangriento y feroz”. Y respaldó su alegato sosteniendo que Lucía Arancibia tenía 18 lesiones, entre fracturas, hemorragias y hematomas producto de los golpes que recibió con un caño metálico antes de morir. El abogado querellante pidió el mismo castigo, entendiendo que fue un “ataque traicionero, súbito y por la espalda” y con circunstancias extraordinarias de violencia de género. La familia de la víctima también esperaba una dura condena, pero los jueces de la Sala III dieron ayer un veredicto que no conformó a nadie: 15 años de prisión para este hombre que la madrugada del 19 de septiembre de 2010 le pegó a su mujer hasta matarla en su casa del Bº Urquiza de Santa Lucía y cuyo cadáver apareció en un desagüe.
Tras conocerse el fallo de los jueces Eugenio Barbera, Ricardo Conte Grand y Héctor Fili, llegó el descontento. Primero fueron los insultos de los familiares de Lucía del Carmen Arancibia (33) contra el condenado, Eduardo Angel Sigalat (45), quien se retiró en silencio y sin inmutarse de la sala. También cuestionaron el fallo: “No era lo que se esperaba. Esperábamos más años, con quince años no se paga una vida”, dijo Antonia Guzmán, la mamá de Lucía, quien dejó a 3 hijos. “No entiendo por qué los jueces le dieron tan pocos años. ¡¿Acaso no son padres, no tienen hermanas o no fueron paridos por una mujer!? ¿No les dolió escuchar la forma en que este tipo mató a mi hermana? No se puede creer, pero vamos a apelar”, dijo Lorena, la hermana. Los fundamentos se leerán el 12 de octubre.
Tampoco quedó satisfecho el defensor, el abogado Ricardo Moine, que sostuvo que apelará el fallo buscando la absolución. Para él, Sigalat no recuerda nada y si cometió el crimen fue de manera inconsciente, a lo sumo en estado de emoción violenta, cuando Lucía le dijo que lo iba abandonar. A esto agregó que el hombre sufría sometimientos y degradaciones como persona y constantes infidelidades, hasta citó el hecho que los hijos no son suyos. Por el contrario, el fiscal Eduardo Mallea y el querellante, Mario Vega, afirmaron que Sigalat siempre maltrataba a la víctima y era un mantenido, no trabajaba. Que incluso ya había intentado matar a otra expareja suya. Sostuvieron que asesinó a Lucía brutalmente con ese caño, que sólo se fue tirar el cadáver a un desagüe y limpió la escena del crimen, para después sembrar mentiras, inventar lo del intento de suicidio y la falsa amnesia.
