Seguramente que el chiste fácil por su apellido carece de originalidad, aunque, pese a su diferencia (tiene h), viene bien al caso. Más todavía después de ver el partido que le permitió a su selección, Japón, meterse por segunda vez en su historia en octavos de final de un Mundial. La idea que los nipones le pusieron "Honda" se cae de maduro. Es que el delantero de 24 años, Keisuke Honda, actualmente en el ruso CSKA Moscú, por muchos comparado con la gloria del 2002 para los asiáticos, Hidetoshi Nakata, fue la clave para la victoria japonesa ante Dinamarca por 3-1 que los depositó en la siguiente fase. Ahí la historia deberá tener mucho más que Honda, puesto que en el camino se cruzarán con el sólido y peligroso Paraguay de Gerardo Martino.
En su 18vo. partido con la selección, Honda se cargó el equipo al hombro. Su primera gran aparición en el juego se dio a los 17′ con gran tiro libre que decretó la apertura del marcador. Pese a la necesidad de victoria de los daneses para acceder a octavos, fue Japón el que de entrada propuso un juego ofensivo. Más allá de eso, el arquero Eiji Kawashima debió revolcarse ante los remates de Jon Dahl Tomasson y Christian Poulsen. La igualdad parecía inminente, pero otra vez de tiro libre llegó la felicidad asiática, en este caso con un preciso remate de Yashuito Endo. El 2-0 mató anímicamente a los dirigidos por Morten Olsen, que lejos estuvieron de mostrar el nivel de las eliminatorias donde perdieron sólo un partido. Pese a la adversidad en el resultado, supieron sacar fuerza y llegar al descuento a través del penal que, en un principio marró Tomasson, pero que el nueve danés cambió por gol en el rebote. Pero nuevamente Honda fue el héroe de Japón cuando armó una gran jugada que derivó en el pase para que la empujara su compañero Shinji Okazaki.
El martes, en Pretoria, buscará dar el golpe a los guaraníes, que en el caso de ganar sería su primera vez entre los ocho mejores del torneo más importante del planeta.
