El semblante, la sonrisa y la actitud que mostró son el fiel reflejo del buen ánimo y optimismo que hay en la familia. Gastón Gioja es el hijo mayor del Gobernador y ayer, en el programa “A todo o nada”, de Radio Sarmiento, habló largo y tendido de la favorable evolución de su padre. “Es importante darle tranquilidad a la gente de que todo viene muy bien”, aseguró. Por otra parte, contó lo difícil que fue darle la noticia del fallecimiento de Margarita Ferrá y reivindicó la tarea del vicegobernador Sergio Uñac y el equipo de funcionarios en la transición.
– ¿Más tranquilos?
– Mucho más tranquilos y optimistas. Feliz y contento porque atravesamos lo más duro, atravesamos el camino más complicado, el más doloroso y ahora tenemos mucha más esperanza. Ya pasó más de 24 horas sin respirador, así que dentro de poco va a pasar a Terapia Intermedia (ver página 9).
– ¿Esperabas esta reacción de la gente?
– Cuando pasó todo, no podía creerlo. Que se caiga un helicóptero acá en San Juan, encima con mi viejo adentro, medio como que no lo entendía. Pasó, fue duro. La verdad que no sabía que mi viejo era tan querido por la gente. Si yo te contara la cantidad de cartas y atrás de cada carta una historia diferente relacionada con mi viejo. Pero también hay gente que quizás no lo conocía y llegó con su carta, con su intención para que se sane. Y volviendo a tu pregunta, la verdad es que no me esperaba tanto amor.
– ¿De fuera de la provincia también?
– Sí. Lo que pasa es que la forma de ser, la personalidad que tiene él es de hacerse amigo muy rápido. Mucho llamados de Buenos Aires, de sus amigos, de sus colegas, de la gente de los diferentes ministerios, de los trabajadores, de los mozos. Los mozos de enfrente de la Casa de San Juan le enviaron el delantal que él se ponía, muy conmovedor.
– Nosotros vimos mucho desconcierto en la gente cuando pasó el accidente, ¿notaste lo mismo?
– Yo estaba más desconcertado que la gente. Pero sí, sí que lo noté. Pero ahora está mejor, está tomando fuerzas y va a renacer con mucha más sabiduría. Yo creo que todo este tiempo que está teniendo de reflexión, de estar mirándose el alma, el corazón, lo va a volver mucho más capaz y reflexivo.
– ¿Saben cuánto tiempo le puede llevar la recuperación?
– No, no hay tiempo. Lo hemos conversado con los médicos, porque uno también se pregunta cuánto tiempo más. Y los médicos dicen “paso a paso”. Hace tiempo atrás quisieron sacarle el respirador un poquito antes y medio como que no anduvo, entonces me dicen “no nos pongamos tiempo, vamos paso a paso, vamos viendo, viene bien la mano”. Así que plazos no hay.
– ¿Abandonar el respirador es el gran paso?
– Sí, ese es el gran paso, que él pueda respirar por sus propios medios. Viene muy bien, le pone muchas ganas.
– ¿Ha preguntado por el Gobierno?
– Fijate que sí, cuando se despertó empezó a preguntar por las cosas, preguntó por el túnel, cómo iba. El lunes se abrían los sobres de las ofertas y una preocupación que tenía con el tema de las elecciones. Ese proceso que no fue bueno, él requería de información, se la dábamos a cuentagotas y no fue bueno para su evolución. Así que los médicos decidieron cortarle absolutamente todo.
– ¿Se lo banca?
– Lo interpretó bien, porque los médicos, los psicólogos hablaron con él y le dijeron “si vos querés salir, tenemos que hacer esto, esto y esto”. Lo interpretó perfectamente. Vos has visto cómo es, por ahí se le escapa. No es que esté todo el tiempo con los ojos abiertos, está algo sedado.
– ¿Cómo reaccionó cuando le comunicaron de la muerte de Margarita?
– Desde el momento en que tomó algo de conciencia preguntaba por Margarita, uno lo veía cuando movía los labios preguntando por Margarita. Todavía no podía escribir. Por supuesto, uno se hacía el que no le entendía, trataba de zafar de esa situación. Pasó el tiempo, fue evolucionando y ya podía escribir un poquito mejor…
– Era mucho más claro para preguntar…
– Exactamente. Y siempre la pregunta era qué había pasado con Margarita. Parece que él, en el accidente se había quedado con alguna idea de algo de Margarita y preguntaba por todo. En ese momento estaba mi hermana, mi mamá y yo, y puso en la pizarrita Margarita Ferrá. ¿Cómo haces en ese caso? Ya lo habíamos hablado con los psicólogos y nos dijeron que no podíamos mentirle porque también iba a creer que le íbamos a mentir sobre su estado de salud, sobre su evolución. Y se le dijo que Margarita no resistió. En realidad le preguntamos “qué crees vos que le pasó a Margarita”. Él dijo está en el Otamendi, algo así, y nosotros le dijimos que Margarita no resistió. Obviamente se puso triste, mal, lagrimeó. Estábamos con mi hermana y le pidió que rezáramos en ese momento por todos.
– En estos días has dicho que esto es un aprendizaje, ¿qué balance hacen como familia, qué balance hacés vos?
– De todas las situaciones, uno tiene que aprender. Tengo que sacar algo positivo, no solamente quedarse con la visión negativa. Él tendrá un aprendizaje personal y nosotros como hijos otro aprendizaje y la sociedad también. Lo que yo veo que él puede llegar a aprender es tener un poquito más de paciencia, a mirarse un poquito más para adentro, a descansar, cosa que no hacía. Yo como hijo también…
– ¿Le van a pedir que baje el ritmo, lo han charlado?
– Lo que pasa es que la vocación de servicio que tiene, la pasión que le pone a esa vocación que tiene es muy grande. Creo que la situación puede llegar a que tome un poquito más de conciencia, a relajarse un poco, a hacerlo un poquito menos pasional y darse su tiempo para tomarse vacaciones. Hace dos años que no se tomaba vacaciones, nosotros nos íbamos de vacaciones y él se quedaba acá porque decía “no, que en enero tengo la vuelta ciclística, tengo no sé qué inauguración, tengo…”. Yo creo que sí, que podemos llegar a disfrutarlo un poquito más, eso es lo que le vamos a pedir.
– ¿Cómo ves la marcha del Gobierno en esta etapa?
– Los muchachos lo han tomado como mucha responsabilidad, con mucho sentimiento. A Sergio (Uñac) lo veo muy bien, muy firme, va todos los días por el hospital a acompañarnos. Y la estructura, bien, firme. Quizás, algunos esperaban que ocurrieran internas, esperaban los peor, que no pasó. Se unieron todos.
– ¿En algún momento temiste lo mismo?
– No, para nada. Aparte, los muchachos sabían que apenas abriera un ojo, iban a quedar alineados todos de nuevo. Nooo, estuvo todo bien.
– ¿A la familia le han consultado algunas medidas de Gobierno?
– Está todo encaminado, venía todo encaminado, mi viejo dejó todo encaminado. No hace falta consultar a nadie y si había que consultar algo se lo decían a Sergio, que era el que correspondía, no a nosotros. Aparte, con la mayoría de los funcionarios se ha creado una amistad, existe esa confianza para que tomen decisiones propias.
– ¿Estás incursionando en política, vas al partido?
– Ese tipo de política no la estoy haciendo. Será porque creo que para hacer política hace falta poner todo, como lo pone mi viejo, el 100 por ciento. Hace tiempo me ha crecido una necesidad de hacer algo por la gente, una necesidad de servicio y veo que la política es la mejor forma, es una herramienta importantísima. Estamos con la gente de la Fundación el Arte de Vivir y salimos a las villas, a los barrios, repartimos cosas, llevamos un poquito de conciencia. Ahora estamos con un plan que vamos a realizar en las cáreceles. Son herramientas que se están aplicando en Buenos Aires y en otras parte del mundo y cuando las personas salen, el nivel de reincidencia está estadísticamente comprobado que es un 95 por ciento menor. Va a venir gente de Buenos Aires a dar ese tipo de cursos.
– Es un primer paso…
– Nooo. Puede ser, uno nunca tiene que decir nunca. Los seres humanos somos así, hoy decimos una cosa y después cambiamos de opinión y es perfectamente entendible.
– ¿Qué no te gusta? ¿Qué no serías?
– Estas últimas campañas me gustaron bastante, se hicieron a conciencia, desde el sumar, ir para adelante. Me gustaría que todos se pusieran de acuerdo en hacer tal cosa y que fuéramos para adelante. Nada de tirarse con bombas, no mirarse el bolsillo, las mezquindades. Si pudiéramos trabajar un poquito más el ego, yo creo que sería otra cosa.
– ¿Te animarías a proponerte para un lugar para hacer esos cambios que impulsás, por ejemplo, en la cárcel?
– Lo tendría que pensar. Ahora no digo que no.
– ¿El click fue el accidente?
– Puede ser el accidente, pero ya lo venía pensando. Ya venimos trabajando.
