Analía Rodríguez y su pareja Claudio Laciar, son cartoneros, tienen 8 hijos (de entre 16 y 5 años), y viven en la esquina de calle La Isla y Proyectada, en el barrio Parque Industrial, Chimbas. Según la mujer, todos los días alrededor de las 6, salen acompañados de su hermano Víctor Cerroría con un carro hasta las calles del centro capitalino a juntar cartón y cualquier cosa que les pueda dar unos pesos. ‘Volvemos a las 2 del otro día. Las cosas las vendemos a una recuperadora y sólo sacamos unos $250 por mes. También cuento con la ayuda de una pensión de $1.200, la de los 7 hijos‘, cuenta Rodríguez.
Los once viven hacinados y tres de los niños tienen problemas graves de salud: María Gisel (6) es diabética e insulino dependiente y además, padece de desnutrición crónica. Brandon Jesús (11) no ve bien y Maximiliano (14), también está desnutrido, asegura la mujer.

Y como si esa familia no tuviera suficientes problemas, ayer en la madrugada fueron víctimas de un dañino robo: ladrones se metieron al comedor, caminaron por encima de tres niños que allí dormían y sacaron de la heladera 60 cartuchos de insulina, precisó Rodríguez. De un aparador, sustrajeron 5 kg. de leche descremada y 12 paquetes de fideos dietéticos y de arroz. Además se llevaron un TV, un equipo de música, un nebulizador y un DVD.
Pero no fueron las únicas pérdidas. Del fondo de la casa, los delincuentes sacaron un lavarropas, un secarropas, la bicicleta y el carro de Víctor, contó el hombre, resignado.

Aparentemente, los ladrones ingresaron entre las 4 y las 5, por el comedor donde estaban durmiendo tres de los niños, dijo Rodríguez. ‘Somos muchos, por eso duermen allí. Las nenas duermen conmigo y con mi pareja. Y en otra cama duerme otro de mis hijos. En la pieza de al lado, está mi hermano y mis dos hijos mayores’, contó la cartonera.

Supuestamente, los ladrones pasaron por encima de los chicos y sacaron la insulina de la heladera, los aparatos y la mercadería que había en un aparador. Luego, sustrajeron del fondo las otras cosas sin despertar a nadie.

‘No hemos escuchado nada. Tal vez nos dieron algo para dormirnos, porque uno de los perros estaba medio mareado. Necesitamos con urgencia la insulina para mi hija, porque sin eso no vive’, aseguró Rodríguez.