�El himno a Guillermo Rawson, escrito por Antonio de la Torre, dice:
“Alma prócer nacida para el bien la justicia, la ciencia, la verdad; alma prócer de la ruta luminosa, estrella de la inmensa soledad.
Árbol fuerte del valle sanjuanino, junto al cerro brumoso y musical. Alma prócer nacida para el bien, la justicia, la ciencia, la verdad; no supiste del odio ni del miedo, te inspiraba la azul inmensidad.
Poderosa hermosura de tu verbo que nació por la patria y por su bien; manantial generoso de tu pecho, refrescando los páramos de ayer.
Hace falta que vuelvas a nosotros, con tu verbo encendido de ansiedad; para el recto camino de la patria, hace falta la sed de tu ideal.
Hoy los hijos del pueblo en que naciste, te proclaman su numen, su guardián; claro ejemplo a seguir para su gloria: claro ejemplo es tu vida, ya inmortal.
Defensor justiciero del derecho, indomable censor, ancho fanal; corazón resonante de esperanzas, bajo el arco de triunfo de un ideal.
En el cargo, en la cátedra, en la ciencia, en la banca inminente y patriarcal, alma prócer nacida para el bien, la justicia, la ciencia, la verdad, fue diversa y hermosa tu constancia, como hermosa y diversa tu bondad”.