Fueron los ladrones que lo agredieron, amenazándolos al quinielero, a su mujer y a un subagenciero. Él no comenzó el problema, fueron los delincuentes los que entraron al negocio a robar. Y por el último, el quinielero sacó su arma y disparó al ver que los dos jovencitos estaban armados. En teoría, todas esas circunstancias se dieron en la furiosa noche del jueves dentro de la agencia y maxikiosco "Carozo" que terminó con el dueño largando tiros, un ladrón muerto y otro capturado. Con ese argumento, el agenciero ayer quedó en libertad, en principio, amparado por la figura de homicidio en legítima defensa, que no tiene castigo.
El caso del "Justiciero’ de Capital va encaminado en esa dirección. Luis Coll, de 71 años, ayer por la mañana declaró en la Seccional 4ta. cómo sucedieron los hechos y en qué momento mató a Federico Rodrigo Cornejo -primero se dijo Cordeje-, y luego puesto en libertad por orden del juez Agustín Lanciani, señaló la policía. Ahora, temen por una posible venganza contra él. De hecho, Coll no quiso hacer declaraciones. Él y su familia tienen custodia policial y también apostaron una guardia en la puerta de su agencia en la esquina de Ignacio de la Roza y Juez Ramón Díaz, Capital, que permanecía cerrada.
El que la pagó caro fue Federico Rodrígo Cornejo (18), que perdió la vida en ese malogrado asalto, y su supuesto cómplice, apodado "El Nariz de Chancho" (17), que fue detenido durante el atraco. Claro está, que éste último como es menor de edad podría quedar libre al estar amparado por la ley. Además, el delito que le imputan no es tan pesado: robo agravado en grado de tentativa, reveló una fuente judicial.
La versión policial y de los vecinos, es que Cornejo y su compañero "El Nariz de Chancho" irrumpieron a la agencia "Carozo" a las 21:45 del jueves. Supuestamente los dos sacaron sus armas y encañonaron a Luis Coll -el dueño-, a su esposa Estela y al subagenciero Eduardo Ruarte. El relato oficial señala que "El Nariz de Chancho" le habría puesto su revólver calibre 32 en la cabeza a Ruarte. Y Cornejo, en esos instantes, aparentemente quiso pasar o saltar el mostrador. Coll para entonces había agarrado su revólver 38 y abrió fuego al ver que se le venía. Un disparo impactó en el pecho a Cornejo. Otro tiro, que iba en dirección de su cómplice, pegó en una pared. Según la policía, el joven baleado gatilló al menos una vez (las dos balas de su revólver estaban percutadas, dijeron), pero el disparo no salió. Ahí fue que malherido intentó escapar, entonces corrió a la vereda y trepó a su moto, pero se desplomó. Cayó muerto en la calle. "El Nariz de Chancho", en cambio, sólo atinó a tirarse al suelo y fue reducido por los comerciantes. Sucede que el revólver que manejaba ese adolescente no tenía balas, reveló una fuente del caso.
Ese jueves a la noche, unos policías dijeron que la moto Maverick 110cc. en la que andaban los jovencitos era robada, pero ayer se supo que sería de la novia de Cornejo y que no tenía pedido de secuestro.
El jovencito detenido y Coll fueron trasladados a la Seccional 4ta., a cargo del comisario inspector Carlos Chávez, quien dirige las investigaciones. Fuentes policiales señalaron que el juez entendió que la situación de Coll se encuadraría en el homicidio en legítima defensa. Y es que si bien puede quedar acreditado que Coll disparó y mató al ladrón, actuó con causa justificada y eso lo hace inimputable, explicó una alta fuente judicial. Para esto se tienen que dar tres circunstancias fijadas en el artículo 34, inc. 6, del Código Penal: la agresión ilegítima; la necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla; y la falta de provocación suficiente por parte del que se defiende.
En el caso de Coll se cree que todo esto se dio: el agenciero, su mujer y Ruarte estaban amenazados; se defendió con un arma porque los otros sujetos los encañonaban también con revólveres; y la víctima de todo esto fue él y las otras dos personas porque fueron los jóvenes los que entraron a robar a su negocio. Eso lo eximiría de algún castigo, por eso decidieron liberarlo, indicaron en la policía.
