Se ha celebrado el Día del Libro, recordando de fallecimiento de Miguel de Cervantes y William Shakespeare. Esta fecha tan simbólica para la literatura universal fue la escogida por la Unesco para rendir un homenaje mundial al libro y sus autores, y alentar a todos a descubrir el placer de la lectura respetando la irreemplazable contribución de los creadores al progreso social y cultural. Hay una sola forma de disfrutar un libro: leyéndolo. Un mundo de conocimientos infinitos y de placer se abre para quien lee. Desde las librerías y bibliotecas, desde las aulas, o desde nuestros hogares, los libros nos abren las puertas de mundos, costumbres, sentimientos, experiencias y personajes extraordinarios. Nos transportan a países remotos y a mundos imaginarios. Nos transmiten los más desconocidos enigmas científicos y los más recónditos secretos de la historia. Otras veces, los libros nos muestran lugares comunes que nos sorprenden por su proximidad. En todos los casos, leer nos ayuda a desarrollar nuestra personalidad, nos enseña a pensar y a ser más críticos: es que leer nos hace más libres. El interés por el libro y por la lectura no se ha perdido en la Argentina. Sin embargo, algunas estadísticas marcan ciertas fallas en su distribución. Según la Unesco, en Argentina, Brasil, Chile, India, Malasia, Paraguay, Perú, Filipinas, Sri Lanka, Túnez y Uruguay, el 12,5% de los alumnos de cuarto grado no dispone de libros para lectura o enseñanza de lengua, y el 23,5% lo comparte entre dos, tres o cuatro alumnos. De allí que sea tan importante la tarea desarrollada por las bibliotecas populares y las organizaciones sociales, que siempre están atentas a solucionar las necesidades en esta materia y a solicitar donaciones de libros.