Un informe de la fiscalía de La Plata sobre la investigación del paradero de Jorge Julio López, de cuya desaparición se cumplen hoy 10 años, describe las principales líneas de trabajo centradas en cruces de llamadas telefónicas y en el cotejo de huellas dactilares.

El albañil y militante peronista Jorge Julio López desapareció por segunda vez hace 10 años, tras relatar su primer secuestro en el juicio contra el represor Miguel Etchecolatz, testimonio que fue clave para la condena del expolicía, y hasta el momento no hay pistas firmes que permitan saber qué pasó con él.

Fiscales cotejaron hasta el momento más de cinco millones de registros telefónicos, comparó el ADN de 98 cuerpos NN hallados entre el 2006 y el 2015, pero hasta el momento no logró saber qué pasó con el albañil el 18 de septiembre de 2006 y la causa no tiene imputados.

López desapareció de su domicilio en el barrio platense de Los Hornos (provincia de Buenos Aires) el 18 de septiembre de 2006, cuando se esperaba que se dirigiera a la sede municipal para presenciar los alegatos del juicio que el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata seguía al represor Miguel Etchecolatz por delitos de lesa humanidad.

El hombre había sido secuestrado en 1977 y estuvo detenido hasta mediados de 1979 en cinco centros clandestinos de detención, y al brindar testimonio detallado en el juicio, había sido muy claro al identificar a Etchecolatz como el hombre que dirigía y ejecutaba las sesiones de tortura con picana en esa sede policial platense.

En un informe presentado ayer al titular de la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad, Jorge Auat, se reseña que pese a los reclamos que desde 2014 viene realizando la fiscalía al Ministerio de Seguridad para recibir la asistencia de una fuerza ‘especializada en delitos complejos‘, la denominada ‘Comisión Caso López‘ de la Policía Federal es la única que actualmente trabaja en la causa a las órdenes del Ministerio Público.

En cuanto al cruce de llamadas, calculadas en más de cinco millones de registros, la fiscalía solicitó a las empresas prestatarias no destruir los registros aún después de cumplidos los 10 años que están obligadas a preservar. Sobre el cotejo de huellas dactilares, la fiscalía observó la necesidad de conformar un ‘registro nacional de personas NN a través del cual se facilite el acceso a las huellas digitales de esos cuerpos‘, para acelerar la tarea de cotejo.

Otra pista analizada se refiere a las personas que López mencionó como integrantes de fuerzas de seguridad y ’patotas’ a cargo de la represión mientras se produjo su primer secuestro y desaparición que ‘en su mayoría‘ fueron juzgados y condenados, otros elevados a juicio y el resto procesados.

Aquella mañana del 18 de septiembre de 2006, sobrevivientes de la última dictadura esperaron por horas que el hombre se presentara a presenciar los alegatos, pero López nunca llegó y hasta hoy se ignora dónde está.

‘Hay elementos con los que contamos que son demasiado importantes como para hacerlos públicos‘, dijo el entonces ministro del Interior, Aníbal Fernández, tres días después de la desaparición de López, y varias fueron las pistas surgidas durante los primeros días que finalmente no condujeron a ningún resultado.

Una semana después de la desaparición de López, el gobernador Felipe Solá atribuyó el posible secuestro a su condición de ‘testigo fundamental‘ en el juicio contra el exdirector de Investigaciones de la Policía Bonaerense y para ‘intimidar a futuros testigos o impedir su participación en otros juicios‘ a represores de la última dictadura. Solá sentenció: ‘es el primer desaparecido desde los años del terrorismo de Estado‘. Télam