Una mujer que saca plata de un banco, acompañada por su pequeño hijo. Dos sujetos que la siguen en moto, esperan la ocasión y la atacan. La gente que interviene, apresa a un sujeto y facilita así la detención del otro por parte de la policía. Esa sintética descripción de la frustrada salidera bancaria sufrida ayer cerca del mediodía por la empleada de una empresa, deja de lado sin embargo la conmoción, la furia en la mirada, la voz y el cuerpo entero atravesado por nerviosos temblores, la indignación que toda la gente sintió ante la escena y la falta de frenos que experimentaron a la hora de hacer justicia con esos motochorros, uno de los cuales casi fue linchado en la calle. Quizá por los desgarradores gritos de la víctima, arrastrada en el piso. Quizá por la bronca reciente del caso de la embarazada baleada por motochorros en La Plata también en una salidera. Pocos intentaban ayer explicarse porque sintieron esas irrefrenables ganas de perseguir y atacar a ese delincuente que no pudo huir, y que incluso fue golpeado con su propio casco y hasta con un matafuegos.
Un vendedor de cuchillos, un remisero, obreros de una construcción, comerciantes, vecinos, ejecutivos, fueron los ocasionales justicieros de esos dos santiagueños que habían enviado por correo una moto Motomel 150cc. y, al parecer, llegaron ayer a San Juan en micro, especialmente para cometer delitos, dijeron ayer fuentes policiales.
En medio de los nervios y abrazada por su hijo envuelto en lágrimas, Elina Miranda (empleada de "OlivSan") recordó ayer que había salido del banco Credicop (en la policía aseguraron que sacó 13.000 pesos) y que a las 11.30 llegaba a pie a retirar un trabajo encargado por su empresa en un comercio de Tucumán y Córdoba, cuando un sujeto le repitió, agresivo: "dame la carpeta" (ahí estaba la plata). La mujer se resistió, cayó al piso, fue arrastrada, y gritó, fuerte, varias veces.
Ahí comenzaría un caso de película. Porque un vendedor de cuchillos que circulaba en bicicleta por Córdoba al Oeste -según testigos- no dudó en bajarse y lanzar su rodado contra la moto hasta golpearla y desestabilizarla, hecho que fue clave porque la moto se cruzó y obligó a los ladrones a intentar escapar por Córdoba al Este (tránsito más complicado) y no por una vía más aliviada, Tucumán al Sur.
Huyeron, sorteando un cuchillazo lanzado por el ambulante, pero no escaparon de un remisero en un Fiat Siena, que cruzó en rojo quemando caucho hasta encerrar a la derecha a los motochorros y luego a la izquierda cuando lograron sortearlo y adelantarse. A mitad de cuadra de Córdoba, entre Tucumán y Rioja, ambos cayeron y uno consiguió escapar unos metros por Rioja al Sur.
El otro sorteó los manotazos de alguien que intentó por segunda vez capujarlo en el boulevard -dijeron- después cruzó a la vereda y amagó con sacar un arma de su cintura para frenar a la masa de gente, que entonces sumaba vecinos, obreros, transeúntes, automovilistas, comerciantes y hasta ejecutivos de empresas. La maniobra le permitió alejarse unos metros al Este, pero en ese momento el vendedor apareció otra vez, cortándole el paso con un enorme cuchillo en sus manos. Ahí el ladrón se vio obligado a volver y enfilar hacia sus perseguidores, que esta vez lo tumbaron y le aplicaron una variada gama de golpes, que recibió sin quejarse.
Fue hasta que llegó la policía y se lo llevó rápidamente, junto con la moto y su cómplice, apresado por policías de Tránsito cuando intentaba huir subido a una camioneta que esperaba cruzar el semáforo en Rioja y General Paz, dijeron fuentes policiales.
"Lo que hizo la gente es para que los ladrones sepan que la víctima no está sola", dijo ayer un comerciante.
