El cielo encapotado dejó escapar varias gotas, como si fuese una noche de invierno. Igual, por las calles mojadas avanzaba la imponente columna de fieles que le cantaban a la Virgen. Mientras tanto, María Gallardo estaba parada en una esquina, esperando unirse a la procesión. Sostenía un ramito de flores blancas y ni el aire helado ni la llovizna que caía cada tanto intimidaban a la mujer. Así, al igual que en otras oportunidades, se plegó en la tradicional procesión que se realiza durante el amanecer para venerar a la Inmaculada Concepción cada 8 de diciembre.

Como todos los años, los devotos de la Virgen se reunieron ayer en pleno centro sanjuanino para caminar varias cuadras hasta la parroquia de Concepción. Se trata de una de las procesiones que más gente convoca en la provincia, y ayer mismo contó con la participación de unas 3.000 personas, según datos de la Policía. Fueron varias cuadras las que tuvieron que caminar hasta llegar al templo donde se celebró la misa. Por más de una hora, los fieles cantaron y rezaron el rosario.

Sin embargo, la devoción no sólo se vio entre la columna que avanzó desde calles San Luis y Tucumán, por Avenida Rioja hasta llegar a la plaza de Concepción. Una buena cantidad de fieles ya se habían apostado en las calles que rodean el templo desde las primeras horas de ayer. "Vengo caminando desde el barrio Aramburu. No me importa la lluvia ni el frío. Soy enfermera y devota de la Virgen. Y por mi trabajo vengo a encomendarme a ella", dijo Carlota Innamorati.

Paraguas, camperas y reposeras fueron los elementos que abundaron durante la celebración. La columna de fieles llegó al templo cuando estaba empezando a amanecer. Y mientras un coro le puso música a la jornada fría, la gente se acomodó para escuchar la primer misa de la mañana. En medio de la multitud que agitó pañuelos durante toda la celebración, resaltó la imagen iluminada de la Virgen María.

El movimiento en la iglesia comenzó a la medianoche. Uno de los cuidacoches que había en el lugar dijo que la mayoría de los que fueron a rezar durante la noche fueron jóvenes. "Desde hace 20 años cuido coches para esta fiesta y nunca vi tantos fieles tan temprano", dijo José Olivera.