�El viaje que el papa Francisco emprenderá a Tierra Santa tendrá una impronta argentina: la participación de dos compatriotas amigos de Jorge Bergoglio -un judío y un musulmán- y la plantación en Jerusalén de un olivo de Bahía Blanca como signo de paz.
Como ejemplo y símbolo de diálogo, Francisco incluyó en la delegación a dos viejos conocidos suyos de su trabajo pastoral en Buenos Aires: el rector del Seminario Rabínico Latinoamericano, Abraham Skorka, y el ex secretario general del Centro Islámico de la República Argentina, Omar Abboud. ‘Es un inesperado honor poder ser parte de la delegación oficial y acompañar a Su Santidad en este viaje tan singular‘, dijo el dirigente musulmán.
‘El tránsito de este Papa por el mundo genera huellas por su mensaje religioso en particular y por los temas que trata, relacionados con la justicia, la paz, la inclusión y la cultura del encuentro‘, ‘En el hecho de llevar a un rabino y a un dirigente islámico hay un claro mensaje en términos de la importancia del diálogo interreligioso en el mundo actual‘, agregó.
