El debut triunfal de San Martín en el Torneo Transición, en el 2-1 de anteayer frente a Newell’s Old Boys en Concepción, provocó que jugadores y cuerpo técnico terminaran cambiando con una sonrisa lo famosos nervios de un nuevo comienzo. Entre ellos estuvo Juan Francisco Mattia, autor de la segunda conquista del Verdinegro, quien por primera vez conoció eso de gritar un gol propio en la categoría máxima del fútbol argentino.
Por eso el defensor de 27 años que llegó a mediados de 2011 al club sanjuanino reflotó el ritual de regalarle la casaca a su papá Andrés y hasta se permitió una ‘auto broma’ si vuelve a celebrar en el próximo duelo. Aunque siempre subrayó que lo más importante es que el equipo venció en el arranque, ante un rival de prestigio: ‘Cada vez que arranca un torneo hay un poco de nervios extra. Por suerte se dio de la mejor manera y se consiguieron tres puntos fundamentales para arrancar con el pie derecho’.
-¿Qué rescatas más allá del resultado?
-Sobre todo que se intentó siempre llevar adelante la idea del técnico. La pelota al piso, no apurarnos cuando la tenemos. Si no aparecen los espacios, hacerla circular. Sabemos que de la mitad de la cancha para adelante tenemos jugadores muy verticales, que en cualquier momento pueden desnivelar. Por momentos salió de gran manera.
-¿Cómo viviste los primeros 20 minutos, cuando Newell’s generó sus mejores posibilidades?
-Me fijaba en ir ordenando. Lo que pasa es que con las pulsaciones a mil no es fácil darse cuenta de algunas cosas. Hay que ir corrigiendo sobre la marcha.
-Y terminó de la mejor manera, con gol incluido…
-Sí, uno siempre se lo imagina y esta vez pude disfrutar esa sensación tan linda que se vive muy de vez en cuando.
-¿Era jugada preparada?
-Sí, pero en ese tiro de esquina por la seña que hizo otro compañero, iba a ir al primer palo la pelota. Yo fui al segundo y sólo tuve que empujarla por el gran centro que tiró Marcos (Gelabert). En teoría tendría que haber ido al primer palo (ríe). Son decisiones en fracción de segundo y a veces sale de la mejor manera.
-¿Y quién se queda con la camiseta?
-Para mi viejo, como siempre. Es una promesa que tengo y el primer mensaje en el teléfono era de él recordándola. Siempre me bancó de chico y ahora se cobra con las camisetas. Tampoco es que tenga muchas, porque ando medio escaso de goles (risas).
-¿Hay promesa o cábala por el gol?
-Cada vez que puedo, me hago una escapada a la Difunta Correa. Además, yo soy de Luján y muy devoto de la Virgen, por lo que voy a la Basílica y a la virgencita la llevo a todos lados.
-¿Que pasa si hacés otro gol en el próximo partido ante Racing?
-Y… un diluvio de un mes seguido en San Juan. Igual vamos a hacer lo posible y sería algo espectacular.
-Estuviste cerca de haber jugado ese partido pero en el otro equipo…
-No se pudo concretar pero no deja de ser motivante que un club como Racing se fije en uno. Ahora tengo todas las ilusiones de hacer un gran torneo con San Martín para seguir creciendo y trabajando.
