Los pronósticos se les cumplieron al pie de la letra. Desde que confirmaron que iban a correr en esta edición del Dakar 2010, Lino y Juan Pablo Sisterna anticiparon que el desierto chileno iba a ser, sin dudas, la parte más dura de la carrera que afrontan por primera vez unos competidores sanjuaninos. En el único día de descanso del rally y tras haber transitado 4.667 kilómetros (en total son 9.030), el menor de la familia ratificó que "lo peor ya pasó". Hizo un repaso por las hiper extensas sexta y séptima etapa las cuales las terminaron cerca de la hora cero del nuevo día y que los retrasó en la general. Ratificó que los primeros 50km. del tramo del viernes resultó lo más dificultoso hasta el momento y auguró que "ahora sabemos que vienen los terrenos mejores para nosotros. Estamos tan cerca de San Juan, que no podemos fallar".
La reciente etapa, en el desierto de Iquique, fue para los Sisterna la más complicada de todas. Con decir que largaron a las 11.18 del viernes y llegaron al vivac en Antofagasta a las 0.30 del sábado. No corrieron riesgos de ser descalificados ya que por reglamento hay tiempo de arribar al parque cerrado, para sacar la tarjeta, antes que largue el último auto para iniciar la siguiente etapa. "Fue terrible la (séptima) etapa. Sobre todo los primeros 50 kilómetros donde habían paredones de arena. Para darse una idea eran pendientes como las que están frente al Paredón en el Dique de Ullum. Había que empezar de cero cada vez que la camioneta se quedaba. Pasabas una y al toque venía la otra. Terrible. Estuvimos no sé cuántas horas en esa parte", sentenció Juan Pablo quien agregó "después fueron muchos kilómetros de pura arena. La camioneta no es cerrada completamente y por eso tragás arena por todos lados. Como largamos bastante atrás por el tema que después de la sexta etapa bajamos en la general, tuvimos que ir por la misma huella que habían dejado los camiones y otros autos. Entonces, nos enterramos no sé cuantas veces porque el piso estaba super blando y había que pararse para sacar la camioneta. Con decir que terminamos pasada la media noche del sábado. Es más, los últimos 150 kilómetros los hicimos en plena noche y más allá que la camioneta tiene luz, tenés menos visibilidad que nunca".
Algo no menor para los sanjuaninos es que por ahora no tienen ninguna penalización debido a que pasaron por todos los puntos que marca la organización. "Si bien estamos lejos en la general, eso es una pauta que las cosas las estamos haciendo bien. Además, estamos tranquilos porque la camioneta está entera dentro de todo y tenemos a un grupo de personas que nos ayudan en todo momento".
La exigencia del Dakar es terrible. Pero no sólo cuando se está arriba del vehículo en el que se participa: "El jueves a la noche pude dormir sólo un par de horas. Pero mi viejo no pegó un ojo. Había que dejar la camioneta lista para el otro día y como habíamos llegado tarde en la sexta etapa porque nos quedamos sin gasoil, no pudo descansar nada. Igual, hoy (por ayer) que es el día libre pudimos cargar las pilas y nos sentimos bien físicamente los dos", subrayó el navegante de la Montero número 420.
La etapa de hoy prevé unos terrenos más "benévolos" que los recientes. Por eso la intención es poder acelerar un poco más: "Pensamos que la arena ya no va a ser tanta a partir de ahora y así tenemos más chances de avanzar en la general. Ojalá que todo salga bien en las tres etapas que restan para llegar a San Juan. Corrimos el Dakar con la ilusión que nuestra gente nos vea de cerca y estamos a poco de lograrlo. Vamos a hacer todo lo posible por conseguirlo", finalizó Sisterna junior quien junto a su padre y el grupo de personas que los acompañan en el Dakar terminaban de almorzar un asado bien argentino, pese a estar del otro lado de la cordillera de Los Andes.
