Desde hace una semana los residentes del Hogar de Ancianos pusieron en marcha un nuevo proyecto gastronómico con el que no sólo recuperaron una actividad tradicional, sino también las ganas de vivir. Un grupo de abuelos comenzó a preparar pan y semitas caseros para consumo interno y ya sueña con amasar para donar los productos a comunidades carenciadas. Dijeron que gracias al ’amasijo’ dejaron atrás los dolores y la depresión que los aqueja.
Desde que comenzó a amasar, Francisco ’Pancho’ Alarcón se olvidó de los dolores que padece en las manos por la artrosis. Es el encargado de dirigir la panadería. Su experiencia como maestro panadero en el pasado y la iniciativa de iniciar este emprendimiento en el Hogar le dieron el derecho de asumir la conducción del equipo integrado por tres abuelos más. Cada uno con una función diferente.
Por la fortaleza de brazos y la resistencia de permanecer parado por más de 20 minutos sin necesidad de sentarse, Tránsito Herrera, de 67 años, se encarga de cortar la grasa y derretirla para obtener los chicharrones. Dijo que desde que asumió esta tarea se siente menos triste por estar lejos de su familia
En tanto que Isabel Piedra es la encargada de armar las semitas. Es la única mujer del grupo y fue elegida para esta tarea por su delicadeza y prolijidad.
Por ser el más alto del grupo, a Luis González, de 65, le tocó la misión de hornear el pan y las semitas. Por esta condición es al que menos le cuesta meter las latas en el horno que se encuentra a más de un metro y medio de altura. Tras sumarse a la panadería, el hombre comenzó a superar la depresión por no ver a sus nietos.
’La panadería nos hace bien a todos. Los que amasamos nos volvimos a sentir útiles y vivos, mientras que los que comen las semitas y el pan lo disfrutan y recuerdan sus épocas de juventud. Esa es la idea de este emprendimiento’, dijo Pancho Alarcón.
La idea de amasar surgió durante las pasadas vacaciones de invierno con la iniciativa de mostrarles a los niños que visitaron el Hogar durante este periodo cómo se preparaban semitas caseras. Como la propuesta tuvo mucho éxito, los abuelos decidieron continuarla y hasta ampliar sus objetivos. ’Queremos preparar panes dulces de unos 200 gramos para donar a chicos de comunidades carenciadas y escuelas. Sólo necesitamos que nos ayuden con los ingredientes’, dijo Pancho.
Para mejorar la producción y trabajar con mayor efectividad los panaderos quieren que la Dirección de Desarrollo Social de la provincia les dé una amasadora y un horno pizzero.
