"Me llevó 4 años dejarlo como está. Esto cuesta mucha plata y yo no soy un millonario precisamente. Pero quedó como yo quería", dijo con los ojos brillantes de orgullo Ricardo Herrera, panadero de oficio, casado y padre de dos hijos de 7 y 10 años. El objeto de su adoración es un Gol Fox refulgente como el Sol, que tiene un paragolpe, zócalo, alerones y luces dignos de un auto de película. Ricardo es uno de los fierreros que mañana domingo se lucirán en la Expo Tuning, un evento que reúne a amantes de los autos personalizados (ver aparte).
"Tunear el auto es hacerlo a tu modo, salir a la calle y tener la seguridad de que no hay otro como el tuyo", definió Ricardo. El poderoso equipo de audio que instaló en su Gol Fox y las tres pantallas de DVD (una en el frente, dos en los cabezales para los acompañantes de atrás) son una de las notas distintivas de su auto dorado, que según afirmó, sale poco a la calle. "Yo soy panadero y no lo uso para trabajar precisamente -dijo entre risas- pero me gusta salir los fines de semana con mis hijos y a ellos también les encanta".
Matías Toledo, con algunos años menos pero la misma pasión, describió a su Corsa con luces bixenon, pantalla de DVD y equipo de audio de 2 parlantes bomber 15+ con el mismo embelesamiento con que se podría describir un cuadro. "No soy de meter mano en los autos, pero me gusta que queden diferentes. Por eso lo tuneo. Está ploteado en el techo y el capó como yo lo quería", contó. A su lado, su amigo Gabriel Funes repasó el azul impecable del Corsa mientras afirmó haber tuneado varios autos. "En San Juan hay mucha gente a la que le gusta tunear los autos y cada vez se ven más en la calle", aseguró.
En el tunning, existen distintas categorías de autos, según su antigüedad, el modelo y las modificaciones que se les hayan hecho. Entre los clásicos, figuran muchos autos con algunos años de edad, que por fuera parecen recién salidos de fábrica, pero que tienen un motor muy superior. Es el caso del Ford Falcon rojo y negro de Miguel Ruiz, un transportista de pocas palabras, que prefiere demostrar en la pista lo que es capaz de hacer su auto: a poco de convertirse en leyenda, lo hace dar trompos a gran velocidad, hasta que el olor a goma quemada y las marcas de las ruedas arrancan gritos entre sus espectadores. "Este es mi gusto, qué le voy a hacer", argumentó sonriendo Miguel, cuando bajó del Ford.
Desde el año 2004, Marcelo Andrada y Ricardo Cabrera son el organizador y productor respectivamente de la Expo Tuning, pero en la pista son dos fierreros más. Marcelo es comerciante y su primer tuneo fue para una moto Zanella 50, que le compró su padre. "A él le gustaban los autos y creo que yo heredé eso. Ahora tengo un Gol al que le he metido más de 25.000 pesos", dijo. Ricardo, electricista de oficio, se lamentó de no tener hijos varones. "Tengo 4 mujeres y ningún varón con quien compartir mi hobbie. Pero igual es mi pasión", dijo.
Armando Cardozo, mecánico, también entró en este templo de adoración gracias a una creación suya: las bicimotos que llevan su marca y que él mismo fabrica desde hace un año. "Son livianas, económicas, se arrancan a pedal y tienen una autonomía de 120 km con 2 litros de nafta mezcla. En San Juan ya hay unas 15 o 20 de estas hechas por mí", dijo con orgullo.
