Nacieron en casas separadas por pocos metros, por la ex calle Cabildo, y la historia los invoca como los representantes sanjuaninos en el Congreso de Tucumán. Pero hay algunos aspectos de las vidas de Fray Justo Santa María de Oro y Francisco Narciso Laprida que son poco difundidos y que fueron destacados anoche en una disertación sobre ambos en el Museo Gnecco. Allí, Carlota Guzzo Conte Grand, descendiente de rama materna de Laprida, brindó un adelanto de su tesis doctoral; y Francisco Narciso Laprida, chozno del presidente del Congreso que declaró la Independencia, le entregó al museo réplicas de una carta de la viuda de Laprida, tres cuadros y un blasón de armas que mantiene la familia.
A Laprida y Fray Justo los unen varias coincidencias previas al Congreso de 1816, pero luego sus vidas se separaron profundamente. No sólo nacieron a pocos metros uno de otro, sino que pese a los 14 años diferencia de edad (Oro nació en 1772 y Laprida en 1786) integraron la Generación de la Independencia y ambos se formaron académicamente en la Universidad de San Felipe, en Chile. Por su parte, si bien fueron claves en 1816, coincidentemente ninguno estaba en el país durante la revolución de 1810 (Oro estaba en Europa y Laprida en Chile).
Según explicó Carlota Guzzo, hay versiones erradas que dicen que viajaron juntos a Tucumán. Sin embargo, Fray Justo partió en octubre de 1815 y primero pasó por Mendoza, para entrevistarse con San Martín. Su compañero de viaje fue Godoy Cruz. Laprida estaba demorado y de hecho, el Gran General le envió una carta a De la Roza exigiéndole que lo enviara a Tucumán, en diciembre de 1815. El prócer sanjuanino llegó a esa provincia recién en febrero de 1816.
‘Una particularidad en la elección de Laprida como segundo diputado sanjuanino fue la representación por cantidad de habitantes invocada por San Martín, quien hablaba de 22 mil habitantes en la provincia. Pero el censo de 1812 daba cuenta de apenas 12.984 sanjuaninos, de ahí que la hipótesis es que San Martín apeló a ampliar la cifra con el objetivo de presionar para tener más apoyo cuyano‘, dijo Guzzo.
Las vidas de Fray Justo y Laprida prácticamente no se volvieron a unir tras el Congreso de 1816. Mientras que el religioso volvió a San Juan, Laprida siguió como congresista en Buenos Aires. Es más, cuando el abogado regresó en 1818, Oro tuvo que exiliarse en Chile. Y mientras que el fraile vivió hasta los 64 años, con la sabiduría de los hombres de religión, Laprida halló una muerte cruel a los 43 años y ya defendiendo ideales con las armas.
Por otro lado, Laprida pudo haber seguido su carrera política en Buenos Aires, pues luego de su trabajo en Tucumán se desplazó hacia aquella provincia. Volvió a San Juan con un pedido de licencia por apenas dos meses para intentar ver a su padre enfermo, pero pese al requerimiento insistente para que volviera al Congreso nunca lo hizo. Es que se enamoró de Micaela Sánchez de Loria, prima suya, y se arraigó para formar familia.
Por otro lado, el chozno Francisco Laprida indicó que también es poco difundido el aporte del hermano menor de Laprida, José Manuel. Él fue teniente segundo del Batallón 11 de Infantería a cargo del coronel Las Heras y tuvo una destacada participación en la Batalla de Maipú, al punto que capturó al capitán Ordoñez, de las fuerzas realistas.
A su vez, Francisco y José Manuel no acompañaran a su padre en el momento de su muerte. Es que José Manuel estaba batallando en Chile y no hay documentación que permita afirmar que Francisco llegó a tiempo desde Buenos Aires.
