El mes de julio de 1930 pasó a la historia del fútbol por celebrarse por primera vez un Mundial. Organizado por la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado), Uruguay fue escogida como sede debido a la celebración del Centenario de la Jura de su Constitución. Muchas selecciones no llegaron a entender cómo el país sudamericano había sido nombrado organizador. Por este motivo, la primera edición del Mundial estuvo marcada por el boicot.

Inglaterra no participó porque decían que fueron ellos los que inventaron el fútbol y que, por tanto, el primer campeonato mundial debía celebrarse en el país anglosajón. Otros combinados como muchos europeos tampoco asistieron al Mundial de 1930 porque la distancia era muy larga (en aquella época se tenía que cruzar el Océano Atlántico en barco). Pese a que la organización se comprometió a correr con todos los gastos de las selecciones, sólo 13 acudieron a una cita que fue histórica.

La final del Mundial de Uruguay la disputó la anfitriona contra Argentina. Ambas selecciones tenían un equipo que se destacaba de las demás por su enorme calidad y la final no defraudó. Los Charrúas se hicieron con el primer título mundial a nivel de selecciones al derrotar por 4-2 a la albiceleste. Sin lugar a dudas, el Mundial de 1930 fue un evento que cambió la forma de ver el fútbol a todos los aficionados.

ARGENTINA NO QUISO GANAR

Lo que en principio debía ser una fiesta del fútbol que hiciera olvidar las terribles consecuencias de la Primera Guerra Mundial acabó convirtiéndose en una verdadera guerra entre Uruguay y Argentina. "Los aficionados uruguayos nos hicieron la guerra desde que llegamos porque sabían que el título iba a estar entre ellos y nosotros. Por la noche no nos dejaban dormir y nos insultaban en los entrenamientos". Con estas palabras definía el argentino Francisco "Pancho" Varallo el clima hostil al que tuvo que enfrentarse la albiceleste en Montevideo.

La rivalidad llegó hasta tal punto que muchos jugadores argentinos temieron por sus vidas cuando al descanso de la final del Mundial ganaban 2-1 a Uruguay. "Mejor que perdamos, sino aquí morimos todos", llegó a decir Paternoster a sus compañeros en un vestuario en el que se palpaba el miedo y en el que hubo hasta lágrimas.

Fueron las de Luis Monti, un mediocentro defensivo con fama de rudo, pero que acabó derrumbándose psicológicamente ante tanta amenaza de muerte. "Monti estaba tan asustado que cuando se caía un uruguayo iba y lo levantaba", recordaba su compañero Varallo. Y es que como el propio Monti reconoció años más tarde, nadie en aquel vestuario de Argentina quería ganar la final del primer Mundial de la historia por miedo a morir: "Cuando volvimos para jugar el segundo tiempo había como trescientos militares con bayonetas caladas. A nosotros no nos iban a defender. Me di cuenta que si tocaba a alguien se prendía la pólvora. Entonces les dije a mis compañeros: "Estoy marcado, pongan ustedes que yo no puedo". ¿O qué pretendían, que me convirtiera en héroe por un partido de fútbol?".

Como bien escribió el filósofo argentino Juan José Sebreli, ese Mundial lo ganó Uruguay pero los argentinos crearon el término de "campeones morales". Y es que la albiceleste perdió la final pero los jugadores fueron recibidos en Argentina como héroes, como los auténticos ganadores del Mundial de 1930. Ya se sabe: quien no se consuela es porque no quiere.