Stiglitz, que escribió "El malestar en la Globalización", no se desdice de sus anteriores afirmaciones de que el Fondo Monetario Internacional y las políticas de libre mercado respaldadas por Estados Unidos en años recientes son responsables de parte de la pobreza del mundo, y de la actual crisis global.
"Soy un crítico de la manera en que se han implementado ciertas versiones del capitalismo", me dijo el economista, en la Universidad de Columbia. "Creo que el capitalismo irrestricto, la desregulación que fue uno de los ejes del capitalismo norteamericano desde el principio de la presidencia de Reagan, es una era que ha llegado a su fin".
Agregó que muchos estadounidenses están repensando el modelo económico de su país, y que existe una creciente preocupación ante la posibilidad de que "intereses especiales ejerzan su influencia para impedir que se realicen las reformas necesarias. En rigor, EEUU no tiene lo que podría llamarse un sistema capitalista puro: hemos estado socializando las pérdidas y privatizando las ganancias", dijo. "Tenemos toda clase de intervención gubernamental, pero desafortunadamente, se trata en general de una intervención destinada a ayudar al sector bancario, a las empresas farmacéuticas, a diversos intereses especiales. Es una suerte de sistema de beneficencia para las corporaciones", agregó. "De manera que lo que realmente he defendido es una forma más pura de economía de mercado, que no centre su protección en las empresas, sino en la gente".
Pero Stiglitz, que fue recibido con alfombra roja por los presidentes Hugo Chávez, Cristina Fernández de Kirchner y varios otros líderes que aplauden sus criticas al FMI, ha suavizado esas objeciones. "El FMI es mucho mejor que en el pasado, sin duda alguna. Ha cambiado en muchos aspectos, y creo que todo el mundo debe reconocerlo. Ha dicho que dará dinero a ciertos países con buenas tasas de interés, sin el tipo de condiciones que deprimían la economía y convertían una recesión en depresión".
Respecto a lo qué debían hacer los países latinoamericanos para crecer y reducir la pobreza más rápido, dijo que debían hacerse más competitivos en la economía global. Y, contrariamente a lo que suponen muchos de sus admiradores de la vieja izquierda, Stiglitz parece convencido de que la globalización va a quedarse. "Un aspecto oculto de esta crisis es que, a pesar de ser una crisis financiera, es una crisis económica: marca un hito en la transformación de la economía global, un cambio de las ventajas comparativas", dijo. "Para prosperar, Latinoamérica debe elevar su nivel de capacitación, su tecnología, para ser más competitiva en la economía global". ¿Por qué?. Porque la crisis redujo la torta de la economía mundial y habrá mayor competencia entre los países en desarrollo para vender sus productos a los mercados más ricos, afirmó. "Ahora estamos pasando de una economía de manufacturas a una economía de servicios, y eso significa que los países deben prepararse más para la globalización, y tener las capacidades necesarias para competir en el mercado global", dijo.
Mi opinión: Me quedé con la impresión de que Chávez, Kirchner y otros presidentes populistas sacan de contexto a Stiglitz cuando lo pintan como un paladín de la antiglobalización. A juzgar por lo que Stiglitz me dijo, no es nada de eso. Sabe que la pobreza del mundo se redujo de 40 a 19% de la población en el transcurso de las últimas dos décadas, desde que China, India y otros países se insertaron en la economía global. Ojalá que Stiglitz enfatice más este último punto cuando hable ante sus admiradores globafóbicos: posiblemente el premio Nobel de por sentado que ellos también lo saben, pero en muchos casos no es así.
