Los primeros datos que ha enviado el satélite argentino Aquarius, destinado a observar el comportamiento oceanográfico y meteorológico, han tenido tanta repercusión en el medio científico, que se califica al programa como un hito en el conocimiento del estado de los ecosistemas, una gran preocupación de los estudiosos.
Según la presentación en la Cancillería de los primeros resultados, con las miles de mediciones de los sensores del satélite desde el espacio, los científicos están logrando componer el primer gran mapa global de la salinidad de los océanos. Es un dato es crucial, ya que la salinidad tiene un papel fundamental en la densidad y, por ende, el ritmo y la velocidad de circulación de las aguas, que a su vez tiene incidencia sobre el régimen de lluvias, sequías, temperaturas y hasta la cantidad de carbono a nivel global.
El aparato, diseñado y construido por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), dispone de un avanzado instrumental que equivale a una enorme lupa enfocada sobre el ciclo básico del agua -desde el océano a la atmósfera y nuevamente de regreso al mar-, que posibilitará confeccionar un esquema de las variaciones de la composición de los mares, mes a mes y año a año, a nivel local y mundial. Ya ha revelado que la costa argentina y el Río de la Plata poseen un importante volumen de agua dulce, que contrasta con los vastos sectores de salinidad extrema de Brasil. Es un hallazgo cartográfico sin precedentes, donde se observan también el comportamiento de las corrientes antárticas, que interactúan con la corriente salada proveniente de Brasil.
El Aquarius es un trabajo de décadas de los científicos argentinos para enfrentar al cambio climático, el gran desafío de nuestra generación y constituye un antes y un después en la cooperación internacional, no sólo a nivel climático sino también por su impacto en la educación y la economía. Como ejemplos, se indica el proyecto para diseñar un modelo oceánico que ya se utiliza en las escuelas y los datos vitales que aportará al negocio de la industria pesquera.
El satélite laboratorio fue lanzado el 10 de junio pasado desde una base de EEUU y han contribuido en su equipamiento las principales agencias especiales europeas y Brasil, que espera información puntual sobre el estado del Amazonas.
