Era el partido. El choque que abría la quinta fecha de la Zona 10 entre Atlético Alianza y Trinidad, escolta contra puntero, prometía mucho. Desde lo futbolístico, desde lo anímico, desde lo emocional. Pero no hubo nada, apenas un poco de entrega para no dar ventajas en ningún sector de la cancha, mucha marca, demasiadas precauciones. Armando finalmente un soporífero cruce que terminó sin goles, con una expulsión extraña y con ese sabor amargo de que pudo ser mejor.
Era de esperar que fuera Alianza el que propusiera de entrada pero una cosa es querer y la otra es poder. Ese fue el primer inconveniente del equipo del Flaco Sánchez que arrancó presionando a Trinidad, quitándole la pelota pero sin saber mucho qué hacer cuando la tenía. Ricardo Avila intentó hacerse el dueño de la conducción pero no encontró socios futboleros como para darle forma a esas intenciones. Lo mejor de ese comienzo fueron apenas un par de remates de media distancia del propio Avila y del pibe Tejada que se fueron cerca del arco de Guirado. Pero Alianza no pudo sostener esta presión y Trinidad se fue acomodando para tratar de complicarlo con la contra. Pero claro, Guajardo estaba demasiado solo como para darle salida clara al León y todo terminó en un olvidable primer tiempo.
En el complemento, la primera chance de gol la tuvo Trinidad con un tiro libre de Baltazar Salva que congeló la sangre de muchos en Santa Lucía porque la pelota se fue besando el ángulo derecho del arco de Jairo Díaz que solo atinó a mirar. Alianza intentó en la misma forma que el primer tiempo. Con mucha voluntad en Tejada, en Cano y la movilidad de Roverbal y Alaniz arriba. Inquietó con algo de peligro en un par de ocasiones pero estuvo demasiado lejos de ese gol que tanto quería su gente.
Trinidad apostó a defender el empate, a no desordenarse y a acertar en alguna contra que lo favoreciera pero no pudo. Vinieron los cambios en el León pero no hubo reacción futbolística como para justificarlos.
Se fue yendo el partido entre la impotencia de un Alianza que presionó con el resto que le quedaba en los últimos quince minutos de juego aunque sin encontrar las respuestas a sus propios interrogantes. Probaron con Daniel Garipe como conductor pero no hubo luz. Alianza fue más y más de lo mismo frente a un Trinidad que mantenía su invicto, la punta y la ilusión sin que le sobre nada.
Se esperaba mucho más del partido en Santa Lucía. Puntero y escolta terminaron en deuda con la gente, con el fútbol y lo peor de todo, con ellos mismos en una tarde que pronto se olvidará.
