Hace exactamente 56 años, bajo la Presidencia de la Nación de Juan Domingo Perón, fue creada la Asociación Obrera Minera Argentina. Desde entonces, el 28 de octubre se conmemora el Día del Trabajador Minero. Esta efemérides será celebrada en el Club Los Berros, Sarmiento, los días 13 y 14 de noviembre, con una entrada de 5 pesos, espectáculos artísticos, ranchos de comidas típicas y la elección de la Reina. Pero CUYO MINERO anticipa su homenaje, reflejando la historia de vida de tres personas que hicieron de la actividad su forma de vida.
Daniel Sarmiento / Marmolero
El alma en las rocas
Curiosidad y necesidad de experimentar. Estos fueron los elementos que hicieron que Daniel Sarmiento, un alfarero de Albardón con 25 años de trayectoria, comenzara a interesarse por el mármol. El travertino, una roca de sedimentación que comercialmente se vende como mármol, formaba parte de su entorno. “Cuando salía al campo aquí en la zona, siempre encontraba algún pedazo de travertino, hasta que un día me dije: ¿y si hacemos algo con esto? Creo que cuando me hice esa pregunta comenzó mi romance con el mármol”, recuerda Sarmiento, quien ya lleva diez años trabajando la que puede considerarse la roca de aplicación más emblemática de San Juan.
Lo cierto es que este fue el inicio de un retorno a las fuentes o si se quiere, la amalgama perfecta entre minería y arte. Sucede que para este inquieto artesano, una roca tan rústica como esta no podía ser trabajada si no era a través de las técnicas de los picapedreros de antaño. Así y con punta y martillo mediante, Sarmiento comenzó con obras pequeñas: morteros y conanas a través de los cuales quiso rescatar el legado indígena de Los Andes.
El trabajo continuo lo llevó a conocer los secretos de la piedra, sus colores, la forma y su textura. Secretos que se revelan cada vez que va a una cantera y elige molones sin forma o bloques de gran kilaje que se transforman por arte de magia tras el uso de su cincel.
De a poco se sumaron nuevas inquietudes y nuevas piedras también. Al travertino se le agregó otro tipo de mármol al que la gente de la zona llama “champo venato” y también piedras de Pie de Palo a las que califica “de un color indescriptible”.
Hoy su taller ya es un clásico en la zona. De él surgen piezas exclusivas como bachas para baño con forma de hoja de parra o de ostra. Cada obra de estas puede llevar cinco semanas de trabajo. Cada una de ellas está plena de dedicación y paciencia, y algo de espíritu minero expresado a través del arte.
Marcela Gil / Ingeniera en Minas
Una joven de oro
Su amor por la minería resulta inspirador, mientras que su vitalidad y voluntad de trabajo parecen inagotables. La pasión por la actividad condujo a esta joven a ser la única mujer sanjuanina ingeniera en Minas que trabaja actualmente en la obtención de oro en la mina Gualcamayo. Su relación con la minería se inició de muy pequeña, en la Escuela Industrial Sarmiento, cuando eligió seguir la modalidad Tecnicatura en Minas. “Era realmente lo que más me interesaba, lo que me apasionaba. Y en esa época todavía no arribaba la megaminería a la provincia”, cuenta Marcela Gil.
La profesional de 28 años tuvo que adaptarse y abrirse camino en una profesión marcada tradicionalmente por la presencia masculina. “En la universidad tuve compañeras mujeres sólo la primera semana de clases, después fui la única mujer durante toda la carrera. Basta decir que soy la primera ingeniera en Minas recibida de la Universidad Nacional de San Juan después de doce años”, recuerda Marcela.
Luego de titularse en el 2007 y realizar la correspondiente pasantía minera visitando distintos proyectos en Buenos Aires, tuvo la oportunidad de trabajar afuera de la provincia. Sin embargo, la joven ingeniera decidió quedarse en San Juan y apostar a su desarrollo profesional dentro de la mina recientemente inaugurada. “Dentro de Gualcamayo trabajo en la parte de planificación de mina a corto plazo. Es decir que realizamos los planos de excavación para la posterior producción de onzas de oro como resultado del proceso de lixiviación”, explica la ingeniera.
La profesional más joven de la mina jachallera está totalmente en contra de las críticas que viene recibiendo la actividad a nivel provincial y nacional. “La gente debe informarse y profundizar sus conocimientos sobre lo que verdaderamente sucede en la actividad minera. Es una labor muy sacrificada, hay que esforzarse mucho, estar lejos de la familia. Y que alguien infundadamente hable mal del trabajo que da de comer a tanta gente me parece que no está nada bien”, expresa.
Paulino Nicasio Villafañe / Productor de mica
Toda una vida en la mina
Su perfil es sumamente bajo y su historia huele a tradición. Es una persona constante y preocupada por su trabajo. Según cuenta su recuerdo, su familia es una de las más viejas en la producción de mica, cuarzo y feldespato en el departamento Valle Fértil. Toda una vida en el trabajo de la pequeña y mediana industria minera de la provincia autorizan sus palabras. “La labor del minero es una de las más sacrificadas y apasionadas que existen. Para nosotros no es simplemente una industria. Es un modo de vida, es historia, es tradición y es realidad, ya que con lo poco que producimos mantenemos a nuestras familias”, comenta Paulino Villafañe.
Corría la década del ’70 y Villafañe finalmente se registraba como minero en la provincia de San Juan. Luego de varios años de trabajo bajo el mando de su padre, al igual que sus tres hermanos, decidió continuar y expandirse a la producción de cuarzo y feldespato. Villafañe fue testigo de la evolución que se produjo en la actividad minera durante la última década. “Cuando yo empecé a trabajar salíamos bien temprano a realizar las labores pirquineras de la mica de corte. Con barreta, maza y punta partíamos a largas jornadas de trabajo. Hoy la tecnología ha facilitado muchas cosas, aunque el avance no se note tanto en la minería de pequeña escala como la nuestra”, comenta el experimentado minero.
Las distintas crisis económicas sufridas en el país desde la década del ’90 han dado a Villafañe una experiencia importante para poder mantener al menos un mínimo de producción para sustentar a su familia. “Me gustaría poder darles esperanza a los jóvenes que recién están empezando con las labores mineras. En Valle Fértil no hay muchos, es difícil sembrarles la esperanza cuando ven que los productores mineros del departamento recién han comenzado a vender hace unos meses.
Después de más de un año donde el sector estuvo paralizado por la crisis financiera”, dice Villafañe.
