Es cierto que el arranque no define nada, pero también es innegable que los triunfos (léase goleadas) de Holanda, de Alemania y, en menor medida, de Francia dejaron admirados a todos en el planeta futbolístico. Entonces, de inmediato, en ese balance rápido que todos quieren hacer de este Mundial en tierras brasileñas, cuando recién lleva más o menos consumado el 15% del total (los equipos que lleguen a la final tendrán que jugar 7 partidos y por el momento han disputado uno solo), éstos tres seleccionados europeos, más Italia que mostró un buen nivel, aparecen en el cuadro de honor inicial con el rótulo de favoritos.
Y no es una ocurrencia. Porque por algo éstos europeos cerraron sus debuts con goleadas y, de paso, mostrando variantes que embellecieron su juego.
En contrapartida están los sudamericanos. Porque los dos con más porotos para llegar bien arriba -el local Brasil y la Argentina- no lucieron tan efectivos como la lógica lo indicaba. Sólo los colombianos y los chilenos se dieron el gusto de ganar con autoridad, pero lo hicieron ante rivales que ocupan un escalón menor a los protagonistas permanentes de mundiales: Grecia y Australia. Mientras que Uruguay y Ecuador perdieron.
Mucho se repite que en suelo sudamericano nunca un equipo europeo fue campeón del Mundo. Pues bien, luego de esta primera fecha, esta orgullosa aseveración que hace bandera por éstos pagos, quedó desestimada.
Claro, recién es el comienzo. Aún todo se puede dar vuelta. Pero esto es como las elecciones en el plano político. El que arranca mejor en el conteo de las primeras urnas después es el que lleva ventajas. Igual, a veces el ganador ha ido mutando.
Ya se han dado ciertas sorpresas. Como el triunfo de Costa Rica; la victoria de Estados Unidos sobre Ghana; el terrible golpe del actual campeón España cayendo estrepitosamente; el duro golpe de Cristiano Ronaldo con su Portugal ahora herido. Pero ojo, todavía quedan más. Y todo eso irá formando un combo para cerrar la primera fase. Por ahora, las tendencias preocupan a más de uno…
