Faltaban 20 minutos para el inicio de juego en el estadio “Centenario” de Quilmes y en la popular visitante sólo había 11 fanáticos del Puyutano. Parecía que el apoyo no iba a estar. Que los hinchas no se iban a hacer sentir, pero nada de eso sucedió y al final terminaron cumpliendo.

Cuando el equipo ingresó ya eran 19. Y los 15’ ya alentaban 43.

Sobre los 30’, cuando ingresó el grueso con bombos y banderas, ya completaban un centenar y medio de fanáticos. Y, entre que se acomodaban y colgaban los trapos del Barrio Aramburu, La Guardia Puyutana, Única Adicción, Barrio Costanera y otras con el dibujo de una víbora, cayó el gol de Desamparados.

Fue toda una gran y feliz coincidencia. Como que los jugadores los estaban esperando para festejar entre todos. Porque mientras David Drocco definía a tres dedos, los hinchas reventaban en la tribuna. Su aliento creció y todo fue de la mano. Gol, aliento y la fiesta que se desató. Toda una comunión que a la gran masa quilmeña que colmaba el resto de las tribunas no le gustaba para nada, pero tenía que aguantar.

Una conjunción ideal para una tribuna que les quedó enorme, pero saborearon el dulce sabor del triunfo que desde el otro lado, pese a lo incesante de los cánticos, nunca pudieron hacer callar a los eufóricos puyutanos.

Los mismos de siempre, los que van a todos lados, los que no se pierden una y que ayer se llevaron el premio mayor. Un puñado nada más comparándolo con la otra popular de ayer. Eso sí, los hinchas puyutanos terminaron festejando a full porque se trajeron el gol de triunfo para San Juan.