Para Alejandro Campayo, Kevin García, Mayco Veisaga y Oscar Albarracín el trabajo es la única herramienta para crecer económicamente. Es por eso que, a pesar de tener menos de 23 años, trabajan en diferentes oficios para subsistir por sus propios medios.
Pese a trabajar de corrido o sin horario, estos jóvenes igual se dan tiempo para estudiar con el objetivo de poder ser profesionales en el futuro. Los 4 sueñas con llegar a tener su propia empresa para poderle dar trabajo a chicos que, como ellos, defienden la cultura del trabajo.
Con sangre fierrera
A los 14 años, Alejandro Campayo comenzó a concurrir al taller mecánico de su padre por curiosidad. Ahora tiene 20 y es uno de los empleados efectivos. Paralelamente cursa la carrera Tecnicatura en Mecánica porque quiere seguir en el rubro, pero de manera especializada. "Con el trabajo y el estudio me queda poco tiempo libre, pero no me molesta. Nunca dejaría de trabajar porque con el trabajo pude comprar mi primer celular, mi primera moto y el primer auto. Ahora estoy ahorrando para comprar una casa que es otro de mis metas para el futuro‘, dijo el joven.
Un arquitecto en potencia
A los 18 años, Kevin García ya sabe hacer cimientos y levantar paredes. Empezó con el oficio de albañil para ganar su propia plata y poder comprarse las zapatillas de moda y ayudar con los gastos de la familia. Está cursando el secundario y sueña con ser arquitecto. "Quiero aprender todo sobre la construcción de casas para tener una empresa constructora y darle trabajo a los jóvenes. Además, quiero perfeccionarme en arquitectura para construir mi propia casa con todos los detalles que me gustan. Por el momento voy a seguir haciendo cada changa que me ofrezcan’, dijo.
Jardinero de tiempo completo
Mayco Veisaga es un jardinero muy conocido en la zona de Rivadavia. Tiene 22 años y lleva 10 desempeñándose en este oficio. Comenzó cuando falleció su papá y tuvo que buscar alguna alternativa para ayudar a su madre y siete hermanos, y para continuar con el estudio. Hoy tiene tanto trabajo que hay noches enteras que se las pasa en vela para poder estudiar. "Estoy cursando Ingeniería Electromecánica y quiero recibirme cuanto antes. Por eso no tengo novia por el momento porque enfoco todo mi esfuerzo en el trabajo y el estudio‘, agregó.
De limpiar aserrín a fabricar muebles
Oscar Albarracín, de 22 años, nunca imaginó superarse en el oficio de carpintero. Comenzó limpiando el aserrín en la carpintería de su abuelo donde aprendió el oficio, y ahora se dedica a fabricar muebles. Hace un mes y medio nació su primera hija que vino con el pan bajo el brazo. "Hace tres semanas entré a trabajar en la fábrica de muebles Dirof. Tengo un sueldo fijo para mantener a mi bebé y seguir con el secundario de noche. Siempre me mantuve con las changas, pero ya era hora de tener un trabajo estable‘, dijo el joven.
