Pasada la medianoche y con apenas el 30% de los votos escrutados, Alicia Kirchner se encaminaba anoche a convertirse en la nueva gobernadora de Santa Cruz de la mano de la Ley de Lemas. Esto era clave para su consagración ya que a su cosecha sumaba los votos del otro candidato del Frente para la Victoria y aspirante a la reelección, Daniel Peralta.
Alicia, hermana de Néstor Kirchner obtenía el 59,68% de los votos. En tanto Máximo Kirchner, hijo de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, conseguía una banca en la Cámara de Diputados de la Nación al obtener el 54,64% de los votos.
Finalmente, de la mano de la Ley de Lemas, Alicia Kirchner llegó a la gobernación que alimentó el sueño presidencial de la familia K. En tanto, la fórmula Unión para Vivir Mejor que lleva como candidatos a Eduardo Costa y Osvaldo Pérez alcanzaban entre ambos el 36,62%.
Alicia Kirchner, actual ministra de Desarrollo Social de la Nación, arribará al sillón de la Gobernación en un contexto de conflicto social y político en la provincia.
Es que la crisis impactó con fuerza en su capital, Río Gallegos, el pasado mes de julio cuando el alcalde kirchnerista, Raúl Cantín, dimitió tras 119 días de huelga de los funcionarios municipales que sumió la ciudad en el caos.
En cuanto a la categoría para diputados nacionales, el hijo de Cristina Fernández, Máximo Kirchner, cabeza de lista, se aseguraba uno de los dos escaños, mientras faltaba decidir el segundo sillón a la Cámara Baja, debido al escaso caudal de mesas escrutadas.
De esa manera, el apellido Kirchner vuelve a regir los destinos de la provincia, luego del último mandato aquí de Néstor, que encabezó el distrito entre 1991 y 2003. Lejos, en tercer lugar, quedaba el Frente de Izquierda y de los Trabajadores, con 663 votos, equivalentes al 1,95% de los sufragios totales.
En cuanto a la intendencia de esta capital provincial, el radical Roberto Giubetich se atribuyó el triunfo, y dijo que era por una diferencia de cerca de 10 puntos sobre el kirchnerismo. Aquí, la vigencia de la ley de Lemas hizo más lento el escrutinio. A tono con el resultado esquivo para Peralta, la casa de Gobierno mantenía sus puertas abiertas, pero las oficinas estaban vacías: Sólo había luz en la sala de situación, donde se montó el habitual centro de cómputos. Frente al comando del FPV, en cambio, un puñado de militantes de La Cámpora le puso color y ruido a la fría noche, con bombos y banderas.
