El encuentro de lectores ha sido siempre una constante a lo largo de la historia del hombre pero que decayó con la aparición de los medios audiovisuales y el vertiginoso ritmo de vida. De todos modos, nadie duda que la única manera de enriquecer el intelecto, el espíritu, la capacidad de razonamiento, por citar apenas unos ejemplos, va de la mano de la lectura. Esto es, básicamente, lo que motivó a Graciela De la Torre, profesora en Letras, a elaborar una propuesta que congrega a adultos una vez a la semana para vivir la rica experiencia.
Cada jueves a partir de las 19.30 comienza un encuentro. En el primero de cada mes se rompe el hielo para que los que asisten por primera vez puedan sumarse con comodidad conociendo la propuesta. Así es que todo se inicia con la presentación personal de cada uno y el comentario de las expectativas con las que se acercan a este grupo abierto y heterogéneo, ya que participan profesionales de distintas áreas, empleados, amas de casa, y todo aquel que sienta interés por tema. Ya en clima, comienza la lectura de la primera novela (leen una por mes), que enriquecen con comentarios y propuestas de la coordinadora. En abril la novela corta elegida es "Luna caliente" de Mempo Giardinelli.
Los encuentros son siempre diferentes porque se van condimentando no sólo de anécdotas y experiencias sino también de videos, en algunos casos, y cualquier otra herramienta útil para hacer atractiva la tarde y motivar a los lectores.
De hecho, una de las herramientas utilizadas es la red social Facebook, en la que tienen una página denominada Punto de encuentro, donde comparten ideas, recomendaciones y están conectados el resto de la semana para realizar propuestas.
El segundo jueves comparten cuentos. Graciela es la encargada de llevar las fotocopias o el material necesario para que todos tengan el mismo material. La idea es llevar textos y comentarios de cuentistas consagrados.
En el tercer encuentro se reserva un espacio para la poesía con lectura de poemas reconocidos de la literatura universal. Pero la cosa no queda ahí, ya que cada lector aporta su interpretación y se enriquece con cada comentario teniendo en cuenta que el grupo funciona de un modo democrático donde cada uno puede aportar sus consideraciones literarias.
También han trabajado con letras de canciones sobre todo aquellas que surgieron de la poesía como las de Antonio Machado.
El cuarto y último encuentro del mes se realiza el cierre y la evaluación de las lecturas, se hacen sugerencias por escrito en forma anónima que luego son tenidas en cuenta para mejorar el proyecto. Además hay un "Buzón de creadores", en el que las personas que escriben o sienten el deseo de hacerlo pueden depositar sus escritos para que queden a disposición de otros que quieran leer, ya que no es precisamente un taller de escritura.
Como todos los meses los participantes se renuevan, otros continúan o dejan para volver al siguiente. En el caso de Lili Fager, quien también es profesora de Letras, llegó por primera vez hace una semana. "Me interesó mucho la idea, porque estuve alejada por tanta actividad y esto me obliga a leer que es algo que disfruto mucho".
Alberto Hernández es otro de los lectores, pero que en este caso lleva mucho tiempo compartiendo las tardes de lectura. Él es ingeniero y siempre realizó actividades que lo mantenían muy alejado de la Literatura. "En Medio Ambiente era famoso porque me encantaba hacer los dictámenes técnicos, al menos así podía escribir algo que me gusta tanto como la lectura. Esto me saca mucho de mi trabajo que es la ingeniería y es muy enriquecedor compartir con otras personas que tienen ópticas diferentes".
Sentarse a escuchar y luego compartir las opiniones de cada uno es una experiencia enriquecedora y eso se nota en la atención y el placer que ponen en cada devolución luego de leer textos de Eduardo Galeano, tal como fue la experiencia de la redactora.
Es la heterogeneidad de los asistentes lo que indudablemente lo vuelve tan atractivo. De hecho Graciela Vega, es abogada, y encontró en este grupo la posibilidad de compartir su gran amor: la lectura. "Alberto me invitó y decidí venir. Vivo algo diferente ya que soy abogada especializada en temas tributarios. Esto me libera y me permite leer más".
En esta ocasión también llegó al grupo como invitado Gustavo Merlo, un profesor en Letras que vivió muchos años en España y ahora está de regreso en San Juan.
Betty Castro es jubilada y gran lectora. Ella también descubrió en este club un espacio de placer para compartir su gran pasión.
En un clima ameno, intimista, se recomiendan libros, arman debates por internet, intercambian ideas, comparten obras y autores y sobre todo recuperan un espacio que no está perdido mientras haya lectores que contagien a otros que no lo son tanto.
