Las formas más violentas de manipulación siempre se vivieron en Colombia como es el caso de los niños soldados, que en gran porcentaje usan las narcoguerrillas de las FARC. Y tal vez el crimen infantil más atroz tiene que ver con su explotación sexual, en las calles de La Habana a manos de turistas provenientes principalmente de la Unión Europea y de EEUU.
Esto más remarcado debido a la explotación pornográfica de la niñez, cuyas consecuencias son más devastadoras que nunca debido a Internet, algo que nos sacude cuando se producen redadas contra bandas de pornógrafos, así sean de Canadá, EEUU y Brasil, como ocurrió en estos días, que muestran a explotadores de cualquier condición, edad y profesión.
La forma más lamentable, quizás, es ver a niños drogadictos y a otros que empuñan las armas manipulados por el consumo y usados por esas bandas delictivas. Son quizás algunas de las formas criminales más usuales, pero hay otras que privan de tener una mejor niñez debido a los malos hábitos que como padres ayudamos a crear. La más elemental tiene que ver con la epidemia de obesidad que afecta más a los niños que a los adultos y está ligada a la permisividad con que se incentiva la "’comida chatarra”.
Pero tal vez la peor es el sedentarismo, un hábito que viene de la mano no solo por la invasión de las nuevas tecnologías en el hogar, como la TV, Internet, los videojuegos y las computadoras, sino también por el menor tiempo que los padres tienen para con sus hijos para actividades físicas. Ahora es más fácil dejar al chico frente al TV o con un videojuego, que incentivarlo a que haga deportes. Y en esto también tienen que ver las escuelas, de las cuales muchas han dejado de lado este tipo de clases por falta de conciencia sobre los beneficios de las actividades físicas.
Es bueno observar los resultados de un estudio de la Asociación Estadounidense del Corazón, que hizo sobre millones de niños que demuestra que la condición física de los chicos, en el mundo entero, ha disminuido, comparándola con la que existía cuando nosotros éramos niños, varias décadas atrás. La Asociación encontró que los niños de ahora "’no corren tan rápido ni tan lejos como sus padres cuando eran jóvenes”.
En promedio, a los niños les toma 90 segundos más correr kilómetro y medio (una milla) de lo que sus padres lo hicieron hace 30 años. La aptitud cardiovascular ha disminuido 5% por década desde 1975, de 9 a 17 años”. El estudio se hizo sobre una base de 25 millones de niños de entre esas edades, en 28 países, de 1964 a 2010, estableciéndose que los chicos de ahora tienen 15% menos condición física que sus padres.
El tema delictivo podremos seguir achacándoselo a una sociedad permisiva y su responsabilidad a las autoridades. Sin embargo, el de crear las condiciones necesarias para que haya una niñez más saludable y activa tiene que ver con la responsabilidad de todos.
