El frente de los ranchitos o algún descampado son las únicas opciones que tienen para jugar unos 200 niños que viven en Villa Cariño, que está a 10 km de la villa cabecera de 25 de Mayo. Ni una plaza para poder divertirse. Ahora les harán un playón polideportivo (ver página 17), por lo que la vida de unas 60 familias cambiará por completo.
A pesar de las cortas edades (la mayoría de los chicos tiene entre 5 y 7 años) son expertos en fútbol de potrero. Saben dónde encontrar la pelota a pesar de la polvareda que levantan con las corridas. Lejos del césped, gambetean y festejan cada gol como si estuvieran en el mundial.
Los más chicos van a la escuela en la mañana y en las tardes no tienen qué hacer. ’Se aburren de jugar en los mismo lugares’, dijo Gema Agüero, que es mamá de 2 varoncitos. Y mientras los nenes juegan al fútbol, las nenas se hamacan en columpios hechos con pedazos de maderas y cuerdas atadas en algún árbol.
Los más pequeños se las ingenian cómo pueden. Sin embargo, los adolescentes son los que también sufren esta falta de lugares para hacer actividades. Terminan sus horas de clases como a las 18 y después no tienen qué hacer. Algunos salen a cazar pajaritos con hondas, juegan a las balitas o simplemente se sientan en la puerta de alguna casa a ver pasar camiones. ’Es muy aburrido todo. Lo único que hacemos es salir a hondear’, dijo Orlando Villegas, que tiene 17 años. ’Nos hace falta un lugar para que la juventud tenga para divertirse. Acá les gusta mucho jugar al fútbol y hay hasta un equipo de mujeres’, dijo Daniel Riveros, presidente de la vecinal de la villa. Ellos se mostraron felices con el comienzo de la construcción del playón polideportivo porque aseguraron que los jóvenes comienzan a beber alcohol desde chicos y dicen que es porque no tienen nada más que hacer.
CAMPEONATO INTERNO:
El patio de la casa de una mujer que tiene un bar, es dónde todos los viernes de verano hacen campeonatos de fútbol. Es una canchita de tierra que les presta la dueña de casa y se llena de vecinos que alientan por los equipos. ’Esos encuentros son muy lindos. Es que va toda la familia a ver los partidos. Si acá no pasa nada más que eso’, dijo Laura Guzmán, que tiene 39 años y que también es parte de ’Las Cuatreras’, el equipo femenino de la Villa Cariño.
