"Los perros cimarrones son más peligrosos que los pumas porque han convivido con el hombre, no le temen y conocen sus hábitos. Un puma si ve gente se aleja, estos perros salvajes no”, comentó Dardo Recabarren, jefe de Flora y Fauna de la Subsecretaría de Medio Ambiente. Estos animales fueron tirados por sus dueños en lugares como el campo, o cerca de basureros, y se criaron con otros perros alejados de las urbes. En jauría, si no tienen comida, no dudan en atacar ganado de puesteros. No hay datos de denuncias de puesteros afectados en Salud Pública en los últimos 4 años. Sin embargo, dicen que sí atacan en zonas rurales, pero que los pobladores no hacen las presentaciones ante las autoridades.
Verónica Pérez, directora del Programa de Rabia de la cartera de Salud Pública, dijo que hace 4 años sólo recibió una denuncia por ataques de estos perros a ganado en la zona de Vallecito, en Caucete. Sin embargo, el veterinario Iván Simoncelli comentó que conoce de algunos casos en los últimos 2 años en distintas zonas de la provincia, como en la Quebrada de Zonda y hasta en La Bebida inclusive, donde atacaron gallinas. Por su parte, Recabarren comentó que en Albardón y 25 de Mayo también hubo casos donde acecharon a cabras y terneras. "En el sector de los médanos de 25 de Mayo, un hombre nos comentó hace un par de meses que unos cimarrones le habían comido unas cabras”, recordó el jefe de Flora y Fauna. Y agregó que "el hombre debería haber hecho la denuncia en Salud Pública porque ellos se encargan de los perros, pero nunca la hizo”. Si bien no hay datos oficiales de cuántos ataques realizaron, cuántos animales mataron o cuántos son los cimarrones, entre puesteros de distintas zonas de San Juan se los compara con los zorros por sus hábitos y se cuentan sus historias.
Un caso particular de perros abandonados se da con los cazadores. "Cuando a los cazadores furtivos se los sorprende con un operativo, huyen y dejan los perros donde estén. Estos animales de buen porte, en su mayoría galgos, se agrupan y se vuelven cimarrones”, explicó Raúl Tello, subsecretario de Medio Ambiente de la provincia. Desde la institución dijeron que los productores pecuarios sólo cuando pierden muchos animales por los cimarrones recién dan a conocer su problema a las autoridades gubernamentales o ante los medios de comunicación. Si sufren ataques con poco daño o muy esporádicos, tratan de solucionar ellos mismos el inconveniente.
En otras ocasiones las personas tiran sus perros en basureros clandestinos, y cuando son clausurados o la gente deja de arrojar residuos allí, el animal va a conseguir alimento del ganado de los alrededores.
Los cimarrones no son de una raza en particular, pero entre ellos sobreviven los de gran tamaño. Si atacan lo hacen de noche y si tienen que ir a comer a un basurero como lo hacen en el vertedero de Rivadavia, por ejemplo, también lo hacen a la luz de la Luna. Son extremadamente difíciles de atrapar y siempre andan en jaurías.
Estos perros, que en un momento fueron amigos del hombre y luego abandonados, atacan a los animales cuando están pastando o de noche cuando están en el corral. De acuerdo con Recabarren, "los cimarrones van a existir mientras la gente siga tirando sus perros en lugar de esterilizarlos”.
