“Quedan tres partidos para llegar al Argentino A”. Esa es la frase que retumba en cada rincón de de todo Rawson pero en el vestuario de Atlético Unión no es tan así. Todos hablan de esos tres partidos pero saben que primero está el del sábado próximo en San Juan (la revancha ante Sunchales) para poder pelear después el ascenso al Argentino A. Ese paso a paso es clave en la campaña de Marcelo Laciar y lo sostiene con lo que los jugadores hacen dentro y fuera de la cancha. Esa actitud de humildad, de calma, de serenidad ha sido clave para superar los momentos complicados que le tocó pasar a este plantel. A la hora de jugar, este Unión sostuvo banderas que suelen ser decisivas en estas instancias: Solidez, oficio y actitud.

La solidez defensiva que mostró en la ida de la semifinal en Sunchales le sirvió para ganarse medio pasaje ante el complicado “Bicho Verde” pero también para dejarle claro al resto de los aspirantes del ascenso (los otros 11 equipos) que para ganarle tendrán que matarse. Pero esa solidez no sólo se vio en la defensa, que sacó todo, a Unión se lo vio bien parado en el medio siempre, aún cuando las lesiones lo obligaron a jugar otro partido, arriesgando más con la pelota y no apostando a la contención. Esa faceta fue sólida para poder bancar el temporal de Sunchales pero también fue la base para lastimarlo en las contras. Que no fueron livianas, que fueron sólidas, punzantes. Ese fue el pilar de la enorme victoria como visitante ante un dueño de casa que venía acostumbrado a ganar en casa y por muchos goles.

Pero para poder mostrarse firme hay que sentirlo y Unión desparrama actitud. En eso, gana por goleada y dentro de la cancha lo contagian actitudes como las del capitán Fede Acevedo que no se guarda nada y hasta juega de marcador central si es necesario. Ese es el ejemplo de lo que Unión es en actitud: Ver al capitán goleador tirándose a los pies, retrasado y cabeceando todo.

Otro de los pilares del trípode que sostiene la ilusión Azul está en su personalidad para asumir como una final. Así entra, así juega. Así se para en cualquier escenario. Pero esa personalidad también la muestra para ejecutar los planteos que elige su técnico. En Sunchales, primero esperó la propuesta rival, le achicó los caminos, lo maniató y después lo castigó. Todo fríamente calculado. Como un asesino serial que elige, persigue, acosa y luego ejecuta a su víctima.

En los nombres y línea por línea le sobran todos esos argumentos. De adelante para atrás, empieza con la experiencia y la contundencia de la dupla Sacripanti-Acevedo y como si no alcanzara en el banco guarda todo lo que Daniel Giménez implica por historia. En el medio, cualquiera sea el esquema, le sobra personalidad en Natalicchio, en Ariel Sánchez -cada vez mas completo- o en la juventud disfrazada de veteranía de Emmanuel Décimo que creció de golpe y hoy es clave. Párrafo aparte para la inoxidable calidad del “Luto” Molina que como los buenos vinos, cada vez más añejo parece ser mejor. En el fondo, el acople de Rudisi con Figueroa llegó al clímax en Sunchales y sacaron todo para garantizar puertas cerradas. Pero además el crecimiento de Pablo Lucero en el arco ha sido notorio y decisivo. A este Unión no le sobra nada pero tiene todo. Una justa mezcla de argumentos que, por las dos victorias como visitante en esta serie decisiva (San Nicolás y Sunchales) hace que sea visto con otros ojos.