“Estamos tristes porque perdimos esta batalla, pero nos queda el sabor de haber dado todo”. Estas palabras pertenecen a Claudio Burgos, el jefe del equipo médico que efectuó el trasplante de doble pulmón y corazón de Sandro (foto izq.), en el Hospital Italiano de la provincia vecina. La decisión de que intervención recayera en manos de este profesional mendocino de 56 años de edad, fue del propio cantante. Fue luego que Sergio Perrone (foto der.), su cardiólogo en Buenos Aires; y Juan Mazzei, su médico de cabecera, le sugirieron su nombre guiados por las repercusiones de su pionero trabajo en el campo cardiovascular. “Fue un gran hombre, lo hemos tratado con todo cariño, hemos dado por él lo mejor de nosotros y ha sido un caso triste por el final, pero por lo menos falleció con todas las chances dadas de poder sobrevivir”, dijo ayer el prestigioso facultativo y fanático de los autos deportivos que, en medio de su ascendente carrera, se vio involucrado en algunas causas judiciales. Notablemente afectado por el fallecimiento de su paciente, cálido y sensible al cariño de las fanáticas -que a diario se acercaban a las puertas de la clínica para acompañar al astro en su lucha-, el cirujano subrayó que “después de la última reparación” por una afección bronquial +él se despertó. Estaba obnubilado, no estaba totalmente lúcido, pero entendía órdenes cuando le decíamos: mové la mano, mové la pierna”. “Era un ser humano excepcional, muy carismático, muy colaborador, igual que la familia; fue una experiencia positiva a pesar de que el resultado no lo fue. Luchamos hasta el último minuto y nunca se dio por vencido”, manifestó haciendo un balance de los cuarenta y cinco días que Sandro permaneció internado, luchando por superar su enfermedad y volver a cantar para sus queridas admiradoras, sus “nenas”, como prefería llamarles. Junto a Burgos también trabajaron Miguel Nicolás, director del nosocomio; y Perrone. Este último es quien destacó que sostuvo que el Gitano estaba arrepentido de haber fumado y confesó que la opción del trasplante era su única posibilidad de vivir: “era esto o esperar que falleciera, no había plan B”. (Ftes: Telam, Dyn y Los Andes)
