Rolando se hizo ciclista casi por casualidad. "Como mis padres no me dejaron tener una moto, me armé una bicicleta para ir a trabajar". Ya noviaba con Estela Maris Pérez, vecina de su barrio, con quien se casó en 1984. De esa unión nacieron cuatro retoños: Diego (30), Yanina (28), Gerardo (24) y Nicolás (19).

El mayor corrió un tiempo y luego dejo. Los dos más chicos siguen con el mandato paterno. A la hora de contar cómo transmitió el ciclismo a sus hijos, Rolando explicó que no influyó en nada. "Los dejé elegir, ellos jugaron otros deportes. Nico muchos años jugó al hockey, después solitos se definieron".

Estela Maris dijo estar muy contenta con sus dos muchachos. "Lo de Nico en Mar del Plata fue algo excepcional. Nos sorprendió a todos". En el momento de definirlos dijo que ambos, a su manera, eran muy cariñosos. "Gerardo es más reflexivo, más tranquilo. Nico es una ardilla. Está todo el tiempo haciendo bromas". En ese momento de la charla Rolando hizo su aporte. "Nico tiene una virtud, cuando se le mete algo en la cabeza lo consigue". "Dijo que sería campeón (acotó Estela) y lo cumplió aún después de haberse caído en el scratch".