Con una sonrisa inmensa en sus rostros. Así se presentaron Mario Muñoz y Horacio Villarroel quienes viajaron el viernes a China para competir en distintas media maratones (21 kilómetros de recorrido). La primera en Beijing y la segunda en Tianjín, donde se ubica la famosa muralla de aquel país.
Se conoce desde hace muchos años. Y basta compartir un momento con ellos para darse cuenta de que son compinches. Su relación comenzó cuando Mario, de 57 años, fue docente de Horacio en el Profesorado de Educación Física. “Ahí me encontré con este individuo”, bromeó Horacio. Desde entonces viajar por el mundo y descubrir culturas haciendo deporte se convirtió en una rutina para ellos.
“Él siempre me provoca a viajar. Y después su mamá se enoja conmigo”, destacó, sonriente, Horacio, de 53 años, mientras su compañero habló con un grado de ansiedad bastante elevado.Y no es para menos. Estuvieron en Sudáfrica, en Nepal, viajaron de Ushuaia a La Quiaca en bicicleta y mañana, Mario se dará el lujo de correr con más de diez mil personas por las calles de la ciudad que fue sede de los Juegos Olímpicos en el 2008. Pero eso no es todo porque Horacio se sumará a competir el 19 de mayo en la segunda media maratón que tendrá nueve de los 21 kilómetros sobre la muralla China.
“Es una ciudad muy emblemática, con mucha historia. Por eso nos planteamos ir hasta allá”, comentó Mario que tiene como objetivo llegar entre los primeros corredores. “Realmente voy a competir. Me preparé mucho. Todos los días salí a correr con distintas rutinas”, confesó el ganador de los 21 kilómetros de la prueba disputada en febrero pasado en La Serena, Chile.
En cuanto a la preparación, Horacio sostuvo que “tenemos que adecuar el entrenamiento a nuestro trabajo porque los momentos libres son pocos”. A diferencia de su compañero, Villarroel se ahorrará el problema de la aclimatación. “Tenemos 11 horas de diferencia horaria. Voy a tener un solo día para adaptarme así que ese será otro tema”, relató Mario.
Un problema que sí sufrirán ambos será a la hora de alimentarse. Si bien llevan bastante comida desde San Juan, saben que la elaboración es distinta e ingerir algo desconocido para sus cuerpos podría complicarles la situación antes de las pruebas.
En contrapunto, una ventaja de la cual son conscientes los dos es que Beijing se encuentra a 40 metros sobre el nivel del mar (600 metros menos que San Juan) y tendrán más oxigenación. Aunque en la segunda competencia, la muralla está a 1.600 msm por lo cual se verán perjudicados.
Ambos llegaron ayer a la ciudad olímpica y Mario bromeó que “ahí saldremos a festejar mi cumple y el Día del Animal”. Ante la pregunta si será el primer cumpleaños lejos de la familia, ambos comenzaron a sonreír y Horacio le pidió a su amigo que contara donde fue la última vez. “Íbamos en canoa por el Río San Juan con un grupo de amigos y la canoa que llevaba la comida se dio vuelta. En mi casa me estaban esperando, pero no llegué y pasamos toda la noche en el río comiendo galletas con picadillo”, cerró Mario.
