Entre el 21 y el 28 de febrero de 1993, 25 personas fallecieron -la causa incorporó a 4 muertos más- y más de un centenar se intoxicaron a consecuencia de la ingesta de los vinos sanjuaninos “Mansero´´ y “Soy Cuyano´´ que contenían porcentajes excesivos de alcohol metílico. Todos los ojos apuntaron al propietario de la bodega caucetera Mario Torraga, quien aseguró en todo momento que los vinos no fueron adulterados en su bodega. El 11 de junio de 1996, la Justicia condenó a 15 años de cárcel -se redujo a 9 años de prisión efectiva- a Mario Torraga y 6 años a su hijo Guillermo, y otros empleados de la bodega también fueron presos al igual que 3 laboratoristas del INV. Todos se encuentran libres.
