Blanca Tejada empieza el día temprano. Se levanta y lo primero que hace es ordenar y limpiar su casa. Luego intenta atender a 9 de sus 11 hijos (de 11 a 27 años) que viven con ella y su pareja en el Barrio VII Conjuntos, Chimbas. Jorge Pizarro, su concubino desde hace 27 años, sale a trabajar en la feria antes de que ella despierte. Asegura que con lo que gana él y el plan familia que poseen tratan de subsistir como pueden. Cuenta que quiere un futuro mejor y por ello está tratando de terminar el secundario en el nocturno de la escuela Estanislao Soler del Barrio Los Tamarindos. Está en el último año de los tres que debe realizar para cumplir con esa meta pero quiere hacer uno más y recibirse de preceptora. Por eso, cuando en la tarde termina con los quehaceres domésticos, se prepara y se va sola caminando el kilómetro y medio que hay desde su casa hasta la escuela. Tras terminar el día de clases, hace unas cuadras en compañía de una compañera. Todos los días es la misma rutina pero el martes en la noche dejaría de serlo: cuando regresaba por una calle despoblada y con poca iluminación, dos sujetos la abordaron. Uno intentó quitarle su bolso, ella se resistió. Sin embargo, eso hizo que el delincuente le diera una piña en la nariz y se la quebrara. Todo para llevarle algunos cuadernos, un celular y un monedero con 2,50 pesos.
Según contó ayer Blanca Tejada (53), salió el martes de la escuela a eso de las 23:15. Después de clases, siempre -cuenta- se queda charlando en la esquina de calle Díaz y Santa Cruz junto a una amiga y compañera. Luego de esa charla, las dos enfilan por Díaz hasta Centenario. Su amiga, un tramo antes, se desvía hasta su casa en el Barrio Nueva Argentina, contó la mujer. Así es todos los días cuando se van de la escuela. Pero ese martes sería distinto. Cuando charlaban en esa esquina vieron "a dos hombres, parecían jóvenes, que estaban enfrente nuestro. Mi amiga dijo «¿a quién le estarán por robar estos?». Y quedó ahí", precisó Tejada. No le dieron importancia y emprendieron viaje hacia el Norte por Díaz. Su amiga se desvió y ella se quedó sola. En un momento, sintió un tirón en su bolso. Se dio vuelta e identificó a uno de los sujetos que un rato antes habían visto, precisó la víctima. La mujer no quiso soltarlo y el delincuente le quebró la nariz de una piña. Tras el ataque, el ladrón huyó con su bolso y ella fue a pedirle ayuda a su amiga.
"Es la primera vez desde que voy a la escuela que me pasa una cosa así. Ahora tengo miedo de andar sola por la calle. Encima voy a tener que gastarme lo poco que tengo en ir en colectivo a la escuela por lo que me pasó", aseguró ayer angustiada Tejada. Por el caso no hay detenidos.
