Cuando Pablo Manganelli, un diseñador afincado en Córdoba, conoció por primera vez el telar de Doña Paula Albarracín de Sarmiento, supo que su destino estaba allí, en descubrir la tradición, conocer sus secretos. Casi cinco años después, Pablo y su mujer Paola Castagnoli se convirtieron en expertos constructores de telares. Ambos fundaron Telares del Cerro, un taller que diseña y fabrica telares en Capilla del Monte y que, además, transmiten su sabiduría a quienes se interesen en el mundo de los tejidos manuales. Gracias al contacto "místico" que tuvo en la Casa Natal de Sarmiento, que DIARIO DE CUYO tomó nota de ello, fueron los maestros de la flamante artesana sanjuanina Sandra Royón.
Debido a un inconveniente personal, Pablo no pudo regresar a esta edición de la Feria Internacional de Artesanías, pero sí pudo hacerlo Paola, gracias a la ayuda de la familia Royón. Tanto Paola como Sandra no sólo comparten los saberes del oficio artesanal, sino que también son grandes amigas, tal es la relación que hasta tienen sus stands uno pegado al otro en el mismo espacio de la feria.
"Empezamos con Pablo esta actividad como una necesidad de trabajo. Descubrimos que las artesanas tejedoras tenían muchas necesidades de contar con máquinas más precisas y más confortables. Investigamos las características de cada región y así fuimos construyendo telares de peine, a cuadros y los de estilo europeo. No inventamos nada, sólo que mejoramos el diseño", contó Paola. "Sandra se acercó a nosotros desde que llegamos por primera vez a la feria en 2011. Le gustó nuestro trabajo y compró el telar que posee las mismas características del de Doña Paula. La capacitamos en Córdoba, le enseñamos todo lo que sabemos. Nos hicimos muy amigas", agregó.
Por su parte, Sandra también contó su historia: "Lo mío empezó por hobby, me gusta mucho tejer, tanto a dos agujas como a crochet. Pero me inscribí en los cursos de la Casa de Sarmiento y ahí estuve experimentando mucho. Después conocí a Telares del Cerro en la feria, les compré el telar de cuatro cuadros que es el que más se asemeja al tradicional de Doña Paula. La enseñanza que me dieron fue excelente", dijo Royón, que gracias a esa experiencia creó su taller "Cayé: Tejidos del corazón" y este año debuta en la feria con la venta de sus productos.
La relación de maestra y alumna dio sus frutos: "Hago las cosas con mucha pasión, es lo mejor que me pudo ocurrir, cuando encuentro a gente que tiene el mismo sentimiento. Ahora hay muchas personas que quieren aprender de mí y me buscan para darles clases. Me sorprende. Por eso la sabiduría se transmite, no me guardo nada. La mente no tiene límites y enseño todo lo que sé. Es la primera vez que vendo en la feria, siempre la vi desde afuera del stand, ahora soy una protagonista de esto. Enteramente estoy satisfecha", concluyó.
