Luego de sus presentaciones en Córdoba y Mendoza, y antes de armar las valijas rumbo a España y Portugal, Dios salve a la reina -la banda tributo a Queen- recaló una vez más en San Juan, adonde cerró su gira nacional. Pero esta vez lo hizo con una propuesta superadora: una vibrante versión sinfónico-coral que se llevó a cabo en el Auditorio Juan Victoria, ante una platea colmada (hubo entradas agotadas) que ovacionó la feliz iniciativa de Pablo Padín y su troupe.

El combo nacido en Rosario en 1998, que en agosto se presentará también en Estados Unidos, abrió su espectáculo (estrenado en 2010) con One vision, que puso a andar una noche mágica. ‘Un capo’, ‘No lo mirés y es él’ cuchicheaba un par de chicas en las butacas, desde donde distintas generaciones disfrutaron y también filmaron con sus celulares algunos tramos del show. Lo mismo, seguramente, pensaron otros tantos frente a la desafiante puesta, que incluyó unas 50 voces y músicos en escena, potenciando al reconocido cuarteto. Somebody to love, Killer queen, Flash, Who wants to live forever, Innuendo -entre otros- fueron encadenándose en la primera parte del espectáculo, que incluyó hits como We are de champions y The show must go on.

Al cierre de esta edición, DSR seguía dando motivos a los sanjuaninos para decir que anoche fueron a ver a ‘la mejor banda tributo a Queen’. Pero no sólo por la imitación, desde la voz hasta la pose, sino por lo que se propone y logra más allá de eso.