Buenos Aires, 27 de enero.- El árbitro del partido entre Estudiantes y Gimnasia, Carlos Maglio, llamó la atención con una acción bastante particular. Cuando faltaba poco para el cierre del partido, decidió retirar la tarjeta amarilla del juego, una situación contemplada en el reglamento, aunque no común.

Maglio le avisó a los capitanes de ambos equipos que la tarjeta amarilla salía de la circulación de juego, con el objetivo de evitar el juego brusco. Así, la próxima partada violenta sería sancionada con una tarjeta roja.