Tiene 86 años y es portadora de un conocimiento que le fue transmitido a través de su madre, proveniente de ancestros en la comunidad de Mogna. A los 14 aprendió el arte del telar y durante toda su vida se dedicó a tejer. Es Rita Páez, quien junto a su hermana Natividad (de 88 años), son las únicas tejedoras activas en la localidad jachallera; y que obtuvo el primer premio adquisición ‘Luisa Escudero’ de la Feria Internacional de Artesanías, por un jergón a lista atada. Un objeto único en su tipo que solo ella supo elaborar hace 8 años atrás y que le llevó 6 meses consecutivos.
DIARIO DE CUYO tuvo la oportunidad de conocerla y entrar en contacto con el telar a pedal de ‘cuatro cuadros’, similar al histórico de Doña Paula Albarracín de Sarmiento, en el que hace sus prendas y tejidos artesanales. En la casa de su hija Clara Quiroga, en Albardón, tiene este telar que es réplica del original que se encuentra en su casa de Mogna. Allí, Rita explicó el secreto de esta técnica ancestral que aprendió desde chica: ‘Aprendí a tejer de joven porque le ayudaba a mi madre. Trabajé siempre con tejidos a pala y a peine, comprando lana de oveja a los puesteros y también artificial. Toda mi vida fue estar en el telar. Crié a mis 7 hijos con mis telas, a veces mías, otras ajenas. Venía todos los días a Albardón a vender porque los vecinos me encargaban’, relató Doña Páez, dueña además de una memoria prodigiosa.
Mientras sus hijas exhibían una gran variedad de ponchos, frazadas y tapices con vivos y llamativos colores -muy abrigados por cierto y en un excelente estado de conservación como si hubieran sido tejidas ayer- Páez narró cómo se ganaba la vida como tejedora y adquirió la técnica denominada ‘lista atada’.
‘Antes habían grandes y conocidas tejedoras como mi mamá Clara, Maximina Bustos, Josefa Mallea, y la familia Fernández. Se vendía mucho a los turistas cuando era la festividad de Santa Bárbara, ponchos, colchas negras, frazadas, alforjas para caballos, peleros, jergones y fajas. Pero nunca le pregunté a mi mamá cómo nació el arte de tejer en Mogna, pero todo se transmitió de padre a hijo. Yo le ponía mucha atención al hilado. Debe salir parejo y firme para hacer un buen tejido y la tela salía pareja como una quería. A mí no me costaba esfuerzo físico, no es un trabajo pesado, pero sí cansador porque lleva mucho tiempo para hilar y tejer. Hoy con una máquina puede costar unas horas, pero en un telar me cuesta más de un mes. Por las noches usaba el candil para tejer y en el día criaba a mis hijos, ya que antes no había electricidad para la noche’, narraba la tejedora.
Su hija Clara y su nieta Silvana son sus alumnas y practican el arte de tejer. Ya saben hacer ponchos y tapices, pero deberán un día heredar la técnica para hacer otro jergón a lista atada. Cuando ofrecieron esta prenda para que el Mercado Artesanal de San Juan lo expusiera en la feria, Doña Rita puso como condición que no se vendiera. Sin embargo, la familia se llevó una gran sorpresa cuando fue elegida como la artesanía premiada y comprada por el Mercado Artesanal, por un valor de 15 mil pesos.
Cuando el jergón se vendió, provocó un inicial enojo de la tejedora para con sus nietas, pero después lo terminó aceptando. Es que en su interior, Doña Rita guarda un cariño muy especial por esta pieza, por lo que significa para ella y el tiempo que le llevó diseñar sus dibujos, hilar, atar y teñir. ‘Es el único realizado hasta ahora y no hay otro tejido como éste. Ahora les enseñaré a mis hijas y nietas. Es mi tarea pendiente’, dijo Páez que ya había participado en varias ediciones de la feria con sus prendas, pero nunca tuvo la oportunidad de vender una. ‘Me siento satisfecha con lo que hice en mi vida y quiero seguir con lo que más me interesa. Me encantaría que mi familia continúe con esta tradición’. Si lo logra, Doña Rita Páez transmitirá el legado a más de cuatro generaciones y dejará así una huella imborrable en su familia, quien entonces poseerá el conocimiento para que esta técnica no desaparezca.
