La electrizante y espectacular victoria lograda antenoche por el boxeador quilmeño Sergio "Maravilla" Martínez, quien noqueó en el segundo asalto al estadounidense Paul Williams, quedará en los anales del boxeo argentino y mundial. Ese swing zurdo que llegó neto a la mandíbula del lungo norteamericano dio por tierra con las millonarias pretensiones de la televisión estadounidense que había apostado sus fichas a Williams como la figura de mayor proyección futura.

En ese golpe dado con la precisión de un cirujano, "Maravilla" Martínez, puso una lápida a las expectativas de su rival, sino que abrió una puerta grande para el par de años que le quedan dentro del primer nivel mundial del pugilismo profesional. "Ahora esperaré y escucharé ofertas", se encargó de reiterar el campeón mundial mediano del Consejo quien es un hombre sumamente inteligente que ha ido orientando su carrera en función de las necesidades pensando siempre en obtener la mayor consideración pública y la mejor recompensa monetaria.

Este Sergio Martínez que empezó siendo welter y después fue subiendo de categoría hasta reinar en superwelter y mediano, no se quejó nunca de las trabas que le pusieron en su camino. Profesional en extremo, se tragó algunos sapos como que lo obligaran a pelear, primero con Pavlik y ahora con Williams. A los dos los liquidó sin dejar dudas y ahora reclama, con justa determinación y bien ganada autoridad, la posibilidad de medirse con Floyd Mayweather o Manny Pacquiao. "No tengo problemas en pelear con cualquiera de los dos en 156 libras (70,760 Kg) me considero preparado para discutir el reinado del mejor peso por peso", afirmó quien antenoche logró un triunfo que se emparenta con los más grandes que tuvo el boxeo argentino. Podría afirmarse, sin temor a equivocarse, que escribió una página de oro en la historia del pugilismo nacional y del mundo.