El alto déficit energético de la Argentina, agudizado en estos meses por el mayor consumo, tiene como contrapartida un crecimiento sostenido de importación de combustibles, lo que incide negativamente en el superávit de la balanza comercial y ocasiona un drenaje considerable de dólares. Este panorama crítico se agravó en el primer semestre del año, junto a la caída de la producción de petróleo y gas, no obstante un leve repunte en junio último, mientras el país busca recuperar el autoabastecimiento energético a través de YPF.
Según las cifras difundidas por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), las importaciones de energía registraron en el primer semestre de 2013 un crecimiento interanual del 23% y de mantenerse ese ritmo, se proyecta un rojo por más de 13.000 millones de dólares para este año, según estimaciones de analistas económicos, al alertar sobre este impacto en la balanza comercial.
Precisamente, esa cuantiosa y creciente salida de fondos se traduce en un resultado comercial inferior y de menores reservas en el Banco Central, ya que las exportaciones representan el único ingreso de divisas genuinas. El aumento del déficit energético tiene un papel crucial para explicar la contracción en el superávit comercial, de acuerdo a un informe de la consultora Abeceb. En síntesis, en estos seis meses las exportaciones subieron 5% y las importaciones 11%, motorizadas en particular por la compra de gas y petróleo.
Los números no son alentadores en momentos en los que el Gobierno nacional busca impulsar con respaldo financiero internacional, sus planes para explotar la cuenca neuquina hidrocarburos no convencionales, en un intento por combatir el déficit energético. La apuesta más firme es el acuerdo firmado por la petrolera estatal con la multinacional estadounidense Chevron, para poner en marcha una zona del megayacimiento de gas y petróleo "’shale”, en el paraje neuquino de Vaca Muerta, donde se prevé inversiones por más de 1200 millones de dólares.
Mas allá de los cuestionamientos que rodean a esta asociación de YPF con Chevron, lo importante es alcanzar rápidamente el autoabastecimiento hidrocarburífero que se fue perdiendo en esta década, no obstante las reiteradas advertencias de los especialistas sobre consecuencias de desatender a un sector estratégico. Es decir, lo que está sucediendo.
