Que en horas picos no se podía caminar por la vereda, que los comerciantes se quejaban porque les tapaban las vidrieras y no dejaban entrar a los clientes, que los vecinos ya no sabían qué hacer con tanto ruido y basura y que los punguistas se hacían un festival. Las dos paradas de micros en avenida Rioja, entre Laprida y Rivadavia (vereda Este), se habían vuelto tan caóticas por la cantidad de líneas que concentraban, que la Dirección de Tránsito y Transporte resolvió redistribuirlas en tres cuadras y en cuatro paraderos. Ayer, pese a usuarios desconcertados, un sondeo reveló que el cambio fue aprobado y que los puntos sobresalientes son: mayor espacio para esperar el colectivo y más seguridad.

‘A mi me favorecía por la concurrencia al negocio, pero había momentos en que la gente simplemente no podía caminar por la vereda. Había quejas de los vecinos del consorcio y de los mismos usuarios, que tenían que apretarse sólo para esperar el micro’, relató Natalia, quien tiene un kiosco en Rioja antes de Laprida.

En ese paradero, alguien hasta puso en la pared un cartel de advertencia en el que recomendaba cuidar las pertenencias, porque había punguistas. ‘Entre tanta montonera de gente, los ladrones te sacaban cosas de los bolsos, las carteras y los bolsillos. Ahora está más descomprimido y no van a tener tanta libertad’, dijo Mauricio Castro, mientras esperaba el 33.

Con la redistribución, en Rioja y Laprida ahora se concentran las líneas que van a Chimbas, mientras que en Rioja y Rivadavia las que mayoritariamente van a Rawson. Un poco más al Sur, entre Rivadavia y Mitre, quedaron las que van a Desamparados y Concepción, mientras que frente al ex Banade, el resto que se dirigen a Rawson y Pocito. ‘Cuando vi poca gente, me pareció raro. Ahí me dijeron que cambiaron la parada. La verdad, hacía falta’, contó Verónica, usuaria del 49.