El excandidato presidencial de UNA, Sergio Massa, definirá en las próximas semanas cambios en su bloque parlamentario y baraja la posibilidad de presidirlo él mismo, mientras que ya instruyó a sus equipos técnicos que se apresten a asistir a la gobernadora electa, María Eugenia Vidal.

Según informaron desde la cúpula de UNA, el día anterior a las elecciones Massa conversó con José Manuel de la Sota y Roberto Lavagna durante una cena que compartieron en Córdoba sobre qué hacer con su futuro político, y a sabiendas de que ya no iba a poder ingresar al balotaje. Allí, se consensuó la conveniencia de conservar su banca e incluso la diputada Graciela Camaño -también presente en la reunión- le dijo que debía presidir el bloque nacional (por ahora encabezado por Alberto Roberti), mientras que Lavagna opinó lo contrario, porque requiere un trabajo diario y administrativo que Massa no iba a poder corresponder.

Desde aquella jornada, y probablemente hasta después del balotaje, Massa analizará si presidir su propio bloque, algo que también apoya su cuñado y operador político Sebastián Galmarini, como dijo a Télam el martes pasado, cuando anunció que el grupo de diputados nacionales ‘cambiará autoridades‘, es decir, removerán a Roberti (cuya esposa Mónica López anunció su pase al kirchnerismo poco antes de las elecciones).

La jefatura del bloque le daría a Massa, en los hechos, más visibilidad para el lugar que busca tener en caso de un eventual triunfo de Cambiemos: la llave de la gobernabilidad en el Congreso.

‘Él quiere ser el interlocutor único, no pide ministerios sino por él, ser la persona a la que se le pida llegar a consensos para aprobar leyes‘, explicó a Télam una alta fuente del PRO cercana a una de las dos personas que conversan con Massa posibles acuerdos políticos hoy por hoy: Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta.

Esa es la razón por la cual el tigrense sugiere un apoyo tácito a Macri sin nombrarlo: en caso que gane el líder del PRO, se imagina como uno de los jefes de la oposición y el conductor de un espacio peronista no kirchnerista, haciendo base en su poder de fuego legislativo (tendrá una treintena de diputados nacionales y bloques numerosos en ambas cámaras de la Legislatura bonaerense). En la Provincia en donde Massa analiza tener un acercamiento más ostensible con Cambiemos, distrito en donde desde diciembre asumirá una gobernadora de un signo político distinto al de los últimos 28 años y que tiene minoría en ambas cámaras legislativas, y la mayoría de su población viviendo en intendencias gestionadas por el kirchnerismo. ‘Se va a ayudar a Vidal y ya piensan en mudar algunos equipos técnicos para asistir, es la línea que se bajó‘, comentó a Télam uno de los miembros del FR ligados a la parte de cuadros especializados. Días pasados, ya se había adelantado que el massismo busca en la Provincia ser la llave de la gobernabilidad para Vidal y que piensa en negociar espacios parlamentarios con la futura gobernadora. Por su parte, Massa se tomará unos días de descanso con su esposa Malena Galmarini y sus hijos y volverá a la agenda mediática a partir del martes, aunque mantendrá hasta el 22 de noviembre su prescindencia con respecto a los candidatos del FPV y Cambiemos, aunque dejando en claro que no prefiere la continuidad.

Esa parece ser, además, la posición que menos despierta tensión en la cúpula de UNA, un espacio en el que hay posturas divergentes con respecto a cómo lidiar con el PRO: De la Sota y el intendente Joaquín de la Torre son más proclives a un acercamiento, mientras que Lavagna, Camaño y Felipe Solá prefieren la mayor distancia posible.