El primer indicio fue esa moto marca Brava 110cc. hallada en la mañana, detrás del Cementerio de Capital. Estaba abandonada e intacta. Lo curioso era que pertenecía a un obrero rural que la había comprado el miércoles último. Su nombre era Ricardo Montoro y no se tenían rastros de él. Su hermano Orlando se preocupó y, aunque lo buscó en la finca de Las Chacritas donde trabajaba, no lo localizó. "La puerta de su casa estaba semiabierta. Toqué. Lo llamé, pero no respondió y me fui pensando que andaba por ahí", dijo el hombre. Nada malo sospechaban hasta entonces. Ni siquiera Nidia Herrera -la pareja de Ricardo- que había pasado la noche anterior en casa de su hija y llegó a eso de las 13 a esa precaria vivienda. Ella entró nomás. En la pieza, vio a su marido acostado en la cama, tapado hasta la cabeza. "¡¿Ricardo, todavía estás durmiendo?!", le reprochó la mujer. Él no contestó. Ella lo tomó de una de las piernas y la sintió dura. En tono de broma, le largó: "estás muerto…" Al levantar la colcha, casi cae del espanto. Era verdad, Montoro estaba muerto. Tenía la cabeza destrozada y ensangrentada.
Fue pasado el mediodía de ayer cuando Nidia Herrera salió aterrada de esa casa que le prestaban en una finca en la calle Talcahuano de Las Chacritas, 9 de Julio. Ricardo Osvaldo Montoro (50), era el encargado ahí. El hombre había sido asesinado en horas de la madrugada en su cama. Estaba de chomba y slip, describieron. Los policías de Homicidios y la Seccional 31ra., en presencia del juez Leopoldo Zavalla Pringles, luego concluyeron que alguien rompió la cadena con que cerraban la puerta y entró hasta la pieza para propinarle un golpe mortal en la cabeza mientras dormía. Le pegaron con un objeto pesado en el parietal izquierdo, reveló una fuente del caso.
La moto Brava 110cc. hallada detrás del Cementerio de la Capital, era suya. Eso hizo pensar en el móvil del robo, pero el hecho que la dejaran estacionada y entera era indicio que sólo la ocuparon para huir. Además, aparentemente no se llevaron nada más de la casa. Eso llevó a la hipótesis del crimen por venganza o una disputa.
Montoro era un obrero rural que hace 3 años vivía con Nidia Herrera. No tenía dinero, ni problemas con sus vecinos. Sí se supo que tenía cruces verbales con su ex mujer -vive en la misma zona- y que tuvo serios enfrentamientos con su hijo Víctor Hugo, de alrededor de 23 años, según la policía. Versiones recogidas por la policía señalaban que tiempo atrás el muchacho le sustrajo una moto, un celular y otras cosas al obrero rural. Y aparentemente, en la última semana, el joven también habría ido a pedirle dinero, comentaron. Anoche, el joven estaba detenido como único sospechoso del crimen.
