Se despertó en el momento justo. Unión empataba el partido 1-1 y su equipo quedaba afuera. Se cambió los botines y se dirigió a la cancha para cambiar la historia. Y lo hizo. A los 14 del complemento Matías Guerra hizo explotar de felicidad al estadio repleto. Y a los 19, fue el delirio total. Con su segundo gol dejaba a su equipo en la final.

“No lo puedo creer. Estoy feliz. Parece que no podemos ganar sin sufrir, pero lo importante es que estamos festejando y que el tiempo que venimos trabajando no fue en vano”, dijo el enganche con lágrimas en los ojos y con voz entrecortada por la emoción de tanta felicidad junta.

“Se vivió de todo esta tarde (por ayer). Primero lo de mis compañeros (por la pelea de Laciar y Castro con lo cuál el delantero se ganó la roja) que nos dejó bastante intranquilos. Por suerte después hablamos bien en el vestuario como hombres que somos y salimos con otra visión. Y se nos dio”, señaló el pibe diez.

“Ahora ya estamos en la final. Por un lado la tranquilidad de estar a un paso de lograr el objetivo. Y por la otra, que todavía quedan dos partidos para ascender. Pero este equipo ha demostrado que tiene personalidad y que puede lograrlo. Es un grupo de compañeros que tiramos para un mismo lado y que vamos por el ascenso”, cerró el goleador-héroe, quien a sus costado tenía a los hinchas que lo abrazaban para agradecer que el Azul está en la final.