La victoria lograda por el boxeador chubutense Lucas Matthysse, antenoche en Atlantic City, ante el estadounidense Lamont Peterson, trasciende el ámbito de lo normal y lo sitúa dentro de una decena de nombres que los analistas del mundo colocan entre los mejores kilo por kilo, o libra por libra, utilizando la medida de peso de aquellos lares.

34 victorias, con 32 nocauts y dos derrotas que no fueron tales ante Zab Judah y Devon Alexander (dos ex campeones mundiales) conforman el récord de este púgil de 30 años que en su juventud supo perder un par de finales de nacionales amateurs con el caucetero Amilcar Funes.

Mirada solamente desde el punto de vista de los resultados su campaña causa escalofríos. Sin duda alguna el mejor elogio que recibió luego de liquidar al campeón mundial de la Federación Internacional (FIB), fue el del veterano campeón mediopesado, Bernard Hopkins. "’Si yo fuera un 140 libras y peleara vs Matthysse, la gente me abuchearía, porque lo que haría sería correr’.

Lucas Matthysse ha logrado ganarse el respeto del pugilismo estadounidense. Sus propios rivales, tal el caso de Judah que antes de su último combate (perdió por puntos con el campeón mundial absoluto CMB, Danny García) dijo que García no era Matthysse, ante quien se había visto favorecido por una victoria pírrica.

El fallecido periodista Julio Ernesto Vila solía decir que "el noqueador tiene el 50 por ciento de su tarea asegurada". Ha habido muchos boxeadores que volteando muñecos en serie captaron la atención de las grandes cadenas televisivas norteamericanas. Pero no todos ellos fueron reconocidos por la gente. Matthysse lo ha conseguido luego de haberse convertido en una maquina destructiva que aniquila adversarios con efectividad e inteligencia. Apoya su tarea en una excelente preparación física y la ejecuta con una frialdad propia de los elegidos.

El 7 de septiembre se verá las caras con García (26-0-0, 16 Ko) quien el sábado estaba a la vera del ring mirándolo de cerca. Ese día Matthysse intentará coronarse de gloria. Le sobran condiciones y confianza. Tiene tanta que agradeció a quienes les vieron perder con Judah y Alexander porque eso lo obligó a activar el chip que lo convierte en un verdugo implacable de sus rivales.