(de camisa verde seco tocando el redoblante)<BF>
<XB>Bien se podría decir que gracias a <BF>Mauricio Jofré <XB>se formó el taller. Fue el primero en llegar, después que su vida cambió de la noche a la mañana por un accidente de tránsito. Eso fue hace 10 años atrás. Y desde entonces siempre buscó alternativas para no "quedarse estancado”. La música es una gran oportunidad, para él. La que necesitaba.
Se llama Mauricio pero todos lo conocen por Mauro. Tiene 32 años y una energía que parece no tener fin. Hace 3 meses fue papá de una nena.
Hace una década, después de salir de trabajar en un supermercado, siguió con su rutina laboral poniendo música en un boliche. Volvía a su casa, de madrugada, cuando un auto lo chocó de atrás. Las consecuencias: le quebró las dos piernas, le tuvieron que extirpar el bazo, perdió un riñón, quedó ciego. Estuvo un mes y medio en terapia intensiva. Ya iban a desconectarlo del respirador porque los médicos solo apelaban a que un milagro podía salvarlo, pero reaccionó.
"Yo aprendí música de escuchar. Nunca estudié un instrumento. Pero me encantan todos y quiero aprender a tocarlos y a cantar, aunque le quite el lugar de privilegio a Natalia”, dice con un humor único, que caracteriza todas sus intervenciones.
Mauricio o Mauro intercalaba su trabajo formal -enseña computación a no videntes- con su hobbie de poner música en peñas, animar eventos y ser parte de una radio. "La música me ayudó a salir adelante”, agrega quien por ahora sube con el ensamble a los escenarios para tocar el redoblante y hace los coros.