Hace exactamente una semana, la crecida no dio tregua en Media Agua. Así fue que las calles y las casas inundadas se convirtieron en una de las postales más comunes. Y hoy, a 7 días de la jornada más oscura que recuerda Sarmiento, otros daños salieron a la luz. Las calles rotas por la fuerza del agua y los pozos que hicieron los vecinos para desagotar el interior de sus viviendas quedaron al descubierto. Y a pesar de que la gente está un poco más tranquila, aún hay varias calles que tienen el paso totalmente anegado.

Las grietas y grandes pozos en el pavimento hacen que el tránsito sea igual de complicado que hace unos días, cuando la inundación impedía el paso. Por eso, para recorrer la calle principal de Media Agua hay que zigzaguear constantemente el asfalto que fue comido por el agua y que ahora se transformó en charcos. Esta es una de las huellas más visibles de la crecida que dañó la mayoría de las calles y que rompió, en algunos sectores, hasta los cordones de las acequias.

Y mientras las calles muestran la magnitud con la que la crecida ingresó a la villa cabecera del departamento, las manchas de humedad en las paredes (a unos 50 centímetros del suelo) dejan en evidencia el daño que causó la inundación adentro y afuera de las casas.

Desde el municipio habían previsto sacar el agua en una semana, sin embargo lo hicieron antes. Y así, tras el alivio que significó para los vecinos caminar sólo por el barro, ya no más por el agua, hubo algunas estrategias caseras que ayudaron a salir del paso. Es que la gente puso su ingenio a trabajar y buscó la forma de evitar que la crecida siguiera ingresando a las viviendas, mientras que otros se las rebuscaron para escurrirla, de una manera más veloz. Para eso, rompieron el suelo e hicieron pozos en las habitaciones o el living de la casa. Es que la desesperación los llevó a buscar una salida rápida. ‘Con una maza y una punta rompimos el suelo para que el agua se filtrara y drenara. Y fue por este hueco que comenzó a bajar de a poco. Además usamos una bomba que nos prestaron para poder vaciar la casa‘, dijo Carlos Calderón, quien junto a su mujer hasta ayer trataba de limpiar el barro de las paredes y de la mesa y las sillas.

Al igual que ellos hubo muchos más que siguieron esa misma metodología, por eso ayer casi todas las casas estaban sin agua en el interior. Así fue que la gente baldeando las veredas o el interior de las viviendas fueron las postales repetidas en los barrios San Martín, Patagonia y Patiño (el más afectado).
Pero esto fue una tarea ardua, ya que por más baldazos de agua que tiraran, el barro parecía no desaparecer y pasaba de sólido a líquido nuevamente.

Otra de las estrategias caseras que usaron son las barreras hechas con montículos de tierra (ahora convertido en barro), con ladrillos, bolsas de arena y pedazos de madera. Además los vecinos hicieron con ladrillos, escaleras de madera o escombros, pequeños puentes para ingresar a sus casas ya que el barro resbaladizo cubre hasta las veredas. Por eso las botas de goma o los pies con costras de barro son comunes entre los vecinos que aún no salen de su asombro ni logran dejar de lado el temor de que esto se repita.
Y aunque ya hay mucha gente que de a poco comenzó a retomar su vida normal, aún quedan cerca de 400 evacuados distribuidos en algunas escuelas (ver aparte). Y también hay zonas que ya no están inundadas pero todavía tienen muchos problemas para habitar sus casas. Uno de los casos es Colonia Fiscal, donde el barro seco y resquebrajado hace que la zona parezca un desierto. Ahí, la gente volvió a sus viviendas o a los terrenos donde alguna vez las tuvo, para refaccionarlas y hasta hacerlas de nuevo, ya que esta gente perdió todo.

Mirá las impactantes imágenes de cómo quedó Sarmiento: