Mérida, ciudad venezolana sede del partido entre el seleccionado argentino y el local, se destaca, además de su belleza natural, por tener el teleférico más grande y más largo del mundo que se convierte en un paseo único e inigualable.

El mágico recorrido que tiene una longitud de 14.5 kilómetros cuenta con cinco estaciones en la que cada una tiene su característica especial pero sin duda la más impactante es la ‘Pico espejo‘, ubicada a 4.765 metros sobre el nivel del mar.

La excursión se inicia en la plaza Las Heroínas y, por cortesía de la gobernación local, Télam tuvo el privilegio de ingresar ya que todavía no fue inaugurado para el público en general.El teleférico fue inaugurado por primera vez en 1952, pero en 2008 fue cerrado con la intención de modernizarlo.

No obstante, la obra se retrasó y recién comenzó en 2011 bajo la supervisión de un consorcio de cinco empresas locales.La mano de obra fue en su mayoría de merideños ya que, por ejemplo, la construcción de la última estación solo fue soportada por los denominados obreros nevaderos, los únicos que soportaron el frío por su relación cercana con el clima andino de la ciudad.Actualmente y, luego de cinco años de ardua construcción, el teléferico Makumbarí fue reabierto tras una inversión de aproximadamente 1.200 millones de dólares.

El mayor orgullo de la ciudad está adornado con fotos del comandante Hugo Chávez y de Simón Bolívar.Las modernas cabinas de tecnología suiza tienen una capacidad para 60 personas y reemplazaron a las viejas que aún son utilizadas para la carga de materiales.El paseo se inicia en la estación Barinitas en lo más plano de la ciudad que son cerca de 1.700 metros sobre el nivel del mar, luego continúa en La Montaña, que pasa los 2.000, y el último tramo se encamina a los más de 3.000 metros.

En La Aguada se puede disfrutar una vista panorámica de la toda la ciudad. Incluso una lejana del estadio Metropolitano, escenario del partido.El recorrido total de unas cuatro horas finaliza en un patio de comidas, sitio donde se pueden disfrutar las comidas típicas de la ciudad.