El musical Excalibur se llevó todos los aplausos anoche en San Juan, bien merecidos para obra que reúne en un alquimia perfecta la actuación, el canto y una gran banda de sonido. El público colmó el Teatro Sarmiento en la única función que ofreció la compañía Cibrián- Mahler, de la mano de Fundación Protea, y disfrutó desde el principio la historia del Rey Arturo y su Guinevere.
La impecable sincronía de iluminación y música, (todas modernas luces de led) fue creando los distintos climas y acompañando la escenografía resuelta con paneles móviles que casi con figuras icónicas marcaron los escenarios en los que transcurre el relato.
Sin dudas la sorpresa – celebrada por el público- Merlín interpretado por supuesto por el actor "fetiche’ de Cibrián, el gran Juan Rodó, quien encarnó a un delirante mago, que divertido, y despistado por momentos, provocó la empatía inmediata con el público. Lejos del solemne y noble brujo de barba blanca, el Merlín de Rodó tiene cabellos azules y violetas, colores impregnan su vestuario, y habla raro y desordenado.Una creación más que acertada que muestra la versatilidad del ex Drácula.
Excalibur fue a lo largo de dos horas y cuarto puro impacto, grandes canciones y hasta efectos especiales(como cuando la espada "vuela por los aires’) que brindaron una noche mágica que la platea disfrutó a pleno.
